Cerramos la publicación de las ponencias de la Sesión Especial de la Comisión Permanente en el Día Internacional de Recordación de las Víctimas del Holocausto, con la alocución del Senador Raúl Lozano del partido Cabildo Abierto.

 Señor presidente: nuestro saludo y nuestra bienvenida a las autoridades diplomáticas, a los distintos dignatarios de la comunidad judía que nos acompañan y a todo el público que está presente en este ámbito. Es para mí un gran honor hacer uso de la palabra en esta instancia en la que se conmemora el día internacional de las víctimas del Holocausto, como cada 27 de enero, cada año.

Esta fecha fue establecida el 24 de enero de 2005, cuando la Asamblea General de la ONU celebró una sesión especial de recuerdo por el 60o. aniversario de la liberación de los campos de concentración nazi. Esa reunión de alto nivel fue impulsada por la solicitud de treinta Estados miembros -entre los que se encontraba nuestro país-, que declararon que nunca se debe permitir que un mal de este tipo vuelva a ocurrir.

Ese mismo año es aprobada en la Asamblea General la Resolución 60/7. En dicha resolución se reafirma la Declaración Universal de los Derechos Humanos y se proclama que toda persona tiene todos los derechos y libertades enunciadas en ella, sin hacer distinción alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.

En el artículo 3º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos se afirma que todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona, y en el artículo 18 se proclama que toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; luego esto fue confirmado en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.

En esta resolución se reafirma que el Holocausto, cuyas consecuencias fueron el exterminio de un tercio del pueblo judío en Europa y de innumerables miembros de otras minorías que murieron asesinados -como gitanos, religiosos, LGBT, discapacitados, testigos de Jehová-, será siempre una advertencia para todos los países del mundo sobre los peligros del odio, el fanatismo, el racismo y los prejuicios.

A partir de las tratativas realizadas, se decide que las Naciones Unidas designaran el 27 de enero como Día internacional de conmemoración anual en memoria de las víctimas del Holocausto, debido a que ese fue el día en que las tropas aliadas ingresaron al mayor campo de concentración de Auschwitz.

También se insta a los Estados miembros a que elaboren programas educativos que inculquen a las generaciones futuras las enseñanzas del Holocausto, con el fin de ayudar a prevenir actos de genocidio en el futuro. En ese contexto, se encomienda al grupo de trabajo la cooperación internacional en la enseñanza, recordación e investigación del Holocausto.

Esta resolución también incluye rechazar toda negación, ya sea parcial o total, del Holocausto como hecho histórico, y exhorta a los Estados que han participado activamente a la preservación de los lugares que sirvieron de campos de exterminio, de campos de concentración, de campos de trabajo forzoso y cárceles nazis durante el Holocausto.

Asimismo se condenan, sin reservas, todas las manifestaciones de intolerancia religiosa, de incitación, de acoso o violencia contra personas o comunidades basadas en el origen étnico o en las creencias religiosas, donde sea que tengan lugar.

Hoy, a setenta y siete años de finalizada la Segunda Guerra Mundial, sentimos el compromiso de mantener viva la memoria de los hechos. Nuestra naturaleza humana nos lleva a tratar de entender el porqué de esos crímenes aberrantes de barbarie e intolerancia; por qué y cómo se permiten terribles asesinatos sistemáticos perpetrados sobre millones de seres humanos.

Cabildo Abierto, desde su fundación, en sus primeros tres años de existencia en la vida política, promueve los principios y valores políticos del prócer de la patria, el general José Artigas, en particular, la libertad, la democracia, la soberanía de los pueblos, la igualdad, el pluralismo, la tolerancia y la solidaridad con los más frágiles.

El referente ideológico de Cabildo Abierto es el ideario artiguista, es decir, el conjunto de principios que emanan de los documentos firmados por nuestro prócer en la década en que fuera protagonista de nuestra historia, desde 1811 a 1820, principalmente, aquellos emitidos en su gobierno de Purificación, en los que se expresa en forma clara la sensibilidad social del artiguismo. Por esa y por múltiples razones, nos sentimos muy identificados con los principios establecidos en la Resolución Nº 60/7 de la Organización de Naciones Unidas.

Para un país y sus habitantes resulta muy difícil evolucionar y construir un futuro mejor si no se conoce la historia en profundidad. Esta afirmación está reflejada en la famosa frase: «Quien olvida su historia está condenado a repetirla», atribuida por unos al poeta y filósofo estadounidense de origen español conocido como George Santayana y por otros al abogado, periodista, político y estadista argentino Nicolás Avellaneda. Esta cita es la que da la bienvenida a los visitantes del Bloque 4 del campo de concentración de Auschwitz, lugar en el que -como es sabido por todos- se llevaron a cabo los atentados más grotescos y deplorables contra la humanidad, fruto de un movimiento con aires de superioridad, con la creencia de que esa condición les permitía decidir quién merecía conservar su existencia y quién no; y aquellos que no eran dignos eran tratados como simples objetos, sin el valor que posee todo ser humano.

¿Por qué es importante mantener viva la historia? ¿Por qué debemos evitar su alteración o negación? Porque toda generación de futuro debe ser educada a través de la historia libre de falacias, ya que quien deja olvidado el pasado no aprende de ello, y por esa razón tiene altas probabilidades de repetirlo. Este ha sido un mensaje que se nos ha presentado desde la existencia del hombre, pero siempre se cae en  el mismo error de creer que se puede continuar sin aprender del pasado. El olvido u omisión de la historia nos permite comprender la importancia y la trascendencia que tienen en el tiempo las negaciones. Por eso Cabildo Abierto considera de interés que se apoyen las políticas de la ONU acerca de la importancia de la educación sobre el Holocausto y la prevención de genocidios, para mantener viva la memoria de los millones de personas asesinadas.

El transcurso de los años le ha dado la razón al comandante de las fuerzas aliadas, general Eisenhower: encontró las víctimas de los campos de concentración, ordenó que quedara registro fílmico y fotográfico, hizo que los alemanes de las ciudades vecinas fuesen guiados hasta aquellos campos e, inclusive, hasta ordenó que enterrasen a los muertos. Las imágenes son un fiel testimonio de los hechos y de la barbarie acontecida.

Lamentablemente, la historia del mundo nos relata que ha habido otros genocidios, como los de Armenia, Ucrania, Camboya, Ruanda, Darfur, verdaderos genocidios en los que no se respetó la vida de millones de personas.

Debemos estar muy atentos a la permanente desvalorización, deformación o mal uso de los términos genocidio y genocidas. El término «genocidio» fue acuñado por el jurista judeo-polaco Raphael Lemkin, en 1944, y se lo considera un delito internacional; en hebreo se le dice Shoá, que significa catástrofe. Cuando se habla o se conmemora el asesinato sistemático ocurrido durante la Segunda Guerra Mundial de judíos u otros pueblos, se lo nombra como «HaShoá»: la catástrofe.

Raphael Lemkin consideró que las nuevas concepciones requieren nuevos términos: genocidio es la aniquilación o exterminio sistemático y deliberado de un grupo social por motivos raciales, políticos o religiosos. El genocidio no significa necesariamente la destrucción inmediata de una nación, excepto cuando se logra mediante la matanza masiva de todos sus miembros. Se trata más bien de un plan coordinado, de diferentes acciones encaminadas a la destrucción de los fundamentos esenciales de vida de grupos nacionales, con el objetivo de aniquilar a los propios grupos. Los objetivos de tal plan serían la desintegración de las instituciones políticas y sociales, la cultura, el idioma, los sentimientos nacionales, la religión y la existencia económica de los grupos nacionales, y la destrucción de la seguridad, la libertad, la salud, la dignidad e, incluso, la vida de las personas que pertenecen a esos grupos.

Hemos podido apreciar el uso de estos términos en otros hechos de nuestra historia reciente que no se pueden ni comparar, y lo consideramos una absoluta falta de sensibilidad y de respeto hacia la memoria de los millones de vidas humanas que se perdieron.

El siglo XX quedará marcado en la historia de la humanidad como el de mayor cantidad de vidas humanas asesinadas. La deformación del Holocausto sirve de puente entre las ideas dominantes y las ideas más radicales y aviva el odio, el antisemitismo, los mitos conspirativos, los discursos de odio, el escepticismo científico y la desconfianza hacia las instituciones democráticas, todo lo cual alcanzó niveles sin precedentes durante la pandemia.

Para finalizar, señor presidente, quiero decir que la comunidad judía nos ha legado innumerables científicos, filósofos, pensadores, escritores, artistas, etcétera. En esta ocasión quiero citar a un notorio científico mundialmente conocido por el desarrollo de la teoría de la relatividad, que revolucionó la ciencia conocida hasta el siglo XX. Albert Einstein nos dice: «El mundo no será destruido por aquellos que hacen mal, sino por aquellos que observan sin hacer nada para evitarlo».

Muchas gracias.

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Senador Raúl Lozano: “toda generación futura debe ser educada en una historia libre de falacias”

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