Enlace Judío México- por Aranza Gleason
Yehuda Amijai es uno de los mejores poetas que Israel tiene, sus obras han sido traducidas a más de 40 idiomas y ha ganado numerosos premios; incluso fue nominado al premio Nobel de literatura en su momento. Escribe sobre Jerusalén, sobre el pasado religioso que vivió en su infancia en el seno familiar, la forma en que la tradición judía influye individualmente, las desilusiones frente al mundo y primordialmente la dureza y dolor de la guerra.
Una de las mayores virtudes de la poesía es que le da fuerza a la palabra. Nos permite ver aspectos de la realidad que sin su lectura no seríamos conscientes, y a raíz de ello podemos generar una relación nueva con el mundo. La poesía íntima habla de nuestros sentimientos, de cómo el mundo externo influye directamente sobre nuestro interior, y al ser una de las formas más particulares e individuales de expresarse, se vuelve universal cuando el lector puede entrar al mundo del poeta. Yehuda Amijai es uno de los mejores poetas que Israel tiene, sus obras han sido traducidas a más de 40 idiomas y ha ganado numerosos premios; incluso fue nominado al premio Nobel de literatura en su momento. Su poesía deambula entre lo privado y lo político, lo tradicional y lo moderno. Casi todos sus poemas reflejan cómo ciertas situaciones impactan directamente sobre nuestra persona.
Escribe sobre Jerusalén, sobre el pasado religioso que vivió en su infancia en el seno familiar, la forma en que la tradición judía influye individualmente, las desilusiones frente al mundo y primordialmente la dureza y dolor de la guerra. Es un hombre ateo que añora creer y al mismo tiempo le duele la desilusión y la mentira que creer involucra. Habla constantemente de la muerte, el contraste entre lo que las doctrinas proponen y la realidad que el hombre enfrenta al verse en la necesidad de ser soldado. Ataca tanto a religiosos como seculares, al enunciar las dificultades que las distintas ideologías presentan a nivel político, pues los sueños y exigencias de las mismas generan división en la persona y en la realidad nunca son como se pintan.
La crudeza con la que narra las guerras es bastante loable y aún así se permite embellecer el lenguaje que usa, hacer juegos de palabras. La tradición, las ideologías y la política todas se juntan en un sólo poema y así como habla de su padre, o de los valles de su casa, de la mujer que ama, también en el mismo poema recuerda la muerte y las enseñanzas bíblicas que obtuvo en su infancia; todos los elementos se impregnan de nuevos significados a través de ello. Nada está realmente aislado, la tragedia convive con el amor, la historia y las creencias condenan la situación actual del poeta.
Nació en 1924 en Alemania a sus doce años pudo huir de Hitler junto con su familia, pasó un año en Petaj Tikva y terminó de crecer en Jerusalén, en una escuela y un barrio ortodoxo. Era miembro del Palmaj, de joven luchó en la Segunda Guerra Mundial y más adelante en la del 48, serían las dos guerras que más marcarían su poesía; aunque también fue soldado en otros conflictos bélicos como la guerra del Sinaí y la Guerra de Yom Kipur. Fue profesor gran parte de su vida y más adelante obtuvo el grado por estudios bíblicos en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Dio clases de literatura en varias universidades, entre ellas Berkeley y la Universidad de Nueva York. Falleció de cáncer a los 76 años en el 2000. Los siguientes son algunos de sus poemas.
La crudeza de la guerra y la historia como condena
Un niño es algo más
Una de sus mayores virtudes como poeta es que muestra lo duro y difícil que cualquier guerra tiene para quien la vive. En el caso de Amijai además en su poesía incluye una metáfora muy dura que es la del niño que antes de nacer ya está condenado a morir. En su poema “Un niño es algo más” traducido del hebreo al inglés por Chana Bloch [A Child is Something Else] juega con todo lo que un niño puede significar para la gente que lo rodea “un niño es venganza”.
Lo compara con Job a quien antes de nacer ya “han hecho sus apuestas sobre él” y lo compara con un misil, aludiendo a la posible guerra que va a vivir. Aclara que él aterrizó ese misil (es decir habla de su hijo) y al mismo tiempo a través de la repetición de “un niño es algo más” resalta la rapidez con el que el niño crece y se convierte en otras cosas: “Se despierta una tarde / y en un instante ya está lleno de palabras”. Resalta que ese niño no sabe la situación política y religiosa que lo rodea, ni que para otros su vida y su nacimiento puede tener significados e implicaciones complejas: “Rasca su cuerpo por placer, nada le duele todavía.” Y aún así “un niño es algo más” el poeta reclama que los seres humanos seamos vistos y utilizados de esta manera.
Poema: A Child is Something Else
Dios tiene piedad de los niños en el jardín
Este poema de Amijai traducido por Mario Camelo también trabaja con el mismo imaginario del niño que nace condenado. En este caso los “niños grandes” que salieron de la escuela son los soldados; fueron educados para ser soldados. Contrasta la calidez de la infancia y el cariño de una madre con la realidad de la arena que quema y hace sangrar.
Dios tiene piedad de los niños en el jardín
Dios tiene piedad de los niños en el jardín
Un poco menos de los niños en la escuela
Y ninguna de los grandes.
Les deja solos
A veces deben arrastrarse sobre la arena hirviente
Para llegar al lugar del encuentro
Y sangran.
Tal vez toma en piedad aquellos que aman verdaderamente
Los protege como el árbol protege al durmiente
Sobre el banco público.
También nosotros haremos la caridad, tal vez
De los últimos centavos que nos dejó nuestra madre
A fin que su felicidad vele sobre nosotros
Ahora y siempre.
Judíos en la tierra de Israel
Otra imagen que Amijai usa mucho es la del pasado judío y la tierra de Israel como una condena. Nuevamente un poema traducido por Chana Bloch “Judíos en la tierra de Israel” [Jews in the land on Israel] es uno de los que mejor generan esta metáfora. Se pregunta “¿Qué hacemos regresando aquí con este dolor?” y juega con el imaginario bíblico afirmando que “hemos olvidado nuestro origen. Nuestros nombres judíos en el Exilio nos delatan… la circuncisión nos determina como a Shejem y los hijos de Jacobo”. Empieza afirmando que nos hemos olvidado de dónde venimos y habla de los mitos que rodea la tierra, pero al hacerlo incluye mucho de la historia judía y el desplazamiento que la ha caracterizado desde el Exilio. Menciona el recuerdo de flores, de especies, de caballeros y ciudades medievales. Habla del sol que quema, del dolor en los ojos, se pregunta “¿Qué estamos haciendo con estas almas en la neblina?, con estos nombres, / con nuestros ojos de bosque, con nuestros hijos hermosos, / con nuestra sangre ligera? Termina por afirmar: “La sangre derramada no es la raíz de un árbol / pero es lo más cercano a una raíz que tenemos.” [Spilled blood is not the roots of trees / but it’s the closest thing to roots /we have].
De esta forma en el poema de Amijai la tierra de Israel se convierte en una metáfora de la historia judía y del dolor que la acompaña. Las preguntas no sólo son sobre la tierra de Israel sino sobre la identidad judía en general. Entre los versos cuando habla del olvido, del vagar, de los bosques también se atisba un leve reflejo de quienes llegaron a la tierra de Israel huyendo de la Shoá, como fue el caso de su familia.
Poema “Jews in the land on Israel”
No fui uno de los seis millones
Mientras que su serie “No fui uno de los seis millones ¿cuál es mi expectativa de vida?” es una reflexión muy bella sobre la Shoá (el Holocausto) y los impactos que ello tienen en la vida actualmente. El número seis habla de las columnas de humo y fuego que guiaban a los judíos en el desierto y lo compara con las guerras y las bombas que generan columnas de humo; usa el imaginario de las plagas al relatar los deseos que tenemos como hombres y son aplastados por el desarrollo de la historia universal.
Amijai habla también sobre el miedo que se queda en su cuerpo “la búsqueda desesperada por salidas de emergencia… por la desnudez de la tierra … por esperanza … / aún tengo dentro de mí el deseo de buscar agua viva / con un susurro a la roca o golpes desencajados” “La historia judía y la historia universal me pulverizan como dos molinos entre sus rocas”
Poema “I Wasn’t One of the Six Million”
La entrada Yehuda Amijai, el poeta que da voz a la crudeza de la guerra se publicó primero en CCIU.
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