Todavía quedan algunas iniciativas, medios y organizaciones que pretenden mantener viva la llama de la cultura sefardí que nació de la mano de los judíos expulsados por los Reyes Católicos de España por el año 1492
Los sefardíes son los descendientes de los judíos españoles expulsados en 1492 por los Reyes Católicos y que abandonaron Sefarad (España), dejando atrás sus casas, tierras, negocios, propiedades, amigos e incluso algunos familiares que prefirieron convertirse al cristianismo que abandonar su amada tierra -los famosos marranos-. Al principio, una primera oleada migratoria se dirigió hacia Portugal, desde donde fueron expulsados más tarde, en 1496, por los reyes portugueses, y desde allí se esparcieron por el mundo.
La mayor parte de estos judíos se asentaron en los Países Bajos, Europa Occidental, el Imperio Otomano y en el Mediterráneo oriental. Las mayores concentraciones urbanas se dieron en ciudades como Sarajevo, Belgrado, Bucarest, Sofía, Monastir, Salónica, Jerusalén, El Cairo, Atenas, Izmir, Estambul, Tánger, Fez, Tetuán, Larache y también en algunas ciudades del sudeste francés e italianas, como Liorna, Ancona, Trieste y Ferrara, por citar algunos de los centros urbanos más importantes. De la misma forma, encontramos rastros de presencia sefardí en el Caribe, más concretamente en Aruba, Bonaire y Curazao, donde llegaron procedentes de Amberes y Amsterdam, dos ciudades donde también hubo importantes comunidades sefardíes, y en otras partes de América Latina, como Argentina, Cuba, Venezuela y Panamá, principalmente.
Lamentablemente, este mundo sefardí, que fue en su momento muy rico en sus expresiones culturales, artísticas, literarias y sociales, ha ido desapareciendo debido a la convergencia de tres elementos fundamentales que explican su ocaso, decadencia y casi desaparición: el Holocausto (1938-1945), que destruyó casi por completo la vida judía de Europa Central y Oriental y afectó seriamente a numerosas comunidades del continente, como por ejemplo Salónica, conocida como la “Jerusalén de los Balcanes”; la creación de Israel y la consiguiente imposición del hebreo moderno como lengua oficial del nuevo Estado fundado en 1948 llevó al desuso casi generalizado de las dos grandes lenguas que habían hablado los judíos hasta entonces, el ladino o judeoespañol y el asquenazí; y, finalmente, ambos elementos citados anteriormente provocaron una verdadera oleada migratoria en las ya maltrechas comunidades supervivientes en la mayor parte de Europa, pero especialmente en el Este, donde al impacto brutal de la Shoah se le añadió la llegada de férreas dictaduras comunistas en las que se vivió un clima irrespirable. Miles de judíos partieron desde Polonia, Rumania, Hungría, Checoslovaquia, Bulgaria y Yugoslavia hacia el nuevo Estado hebreo o hacia países occidentales receptivos a la llegada de inmigrantes judíos buscando rehacer sus vidas después de la tragedia que había significado el Holocausto.
Paralelamente estos procesos a los que nos hemos referido, a partir de 1948, una vez que ya se ha producido la primera guerra entre Israel y varios países árabes, los judíos del mundo árabe son expulsados sin contemplaciones de estos países y el antisemitismo se extendió desde Marruecos hasta el Líbano. Unos 900.000 judíos, aunque las cifras sobre el número varían según las fuentes, partieron para siempre de un hostil mundo árabe. Comunidades judías históricas, como las de Argelia (140.000 judíos), Marruecos (265.000), Túnez (105.000), Libia (38.000), Líbano (20.000), Egipto (75.000), Irak (140.000) y Yemen (45.000), por citar las más numerosas, desaparecieron sin dejar rastro, sus instituciones fueron cerradas y ya no quedan judíos en el mundo árabe; se asegura que en esta parte del mundo quedarían algo menos de 3.000 judíos hoy en día.
El mundo sefardí hoy
¿Qué queda, entonces, de ese mundo sefardí de antaño? Más bien poco, sería la respuesta más acertada. El idioma ha caído en desuso y es realmente muy difícil encontrar hablantes de ladino o judeoespañol en la mayoría de las comunidades judías de Europa, tal como ha podido comprobar quien suscribe estas líneas en las visitas realizadas a Sarajevo, Bucarest, Trieste, Sofía, Monastir, Zagreb, Budapest y Skopje. El problema es que apenas quedan ya judíos en las zonas de influencia sefardí, la mayoría han emigrado o han ido desapareciendo por razones naturales. Me cuenta el escritor Marc Casals que en Sarajevo, antaño con una vibrante comunidad sefardí, solamente quedaría una hablante muy mayor de ladino y que incluso la sinagoga de la capital bosnia muchos viernes no puede celebrar el shabat por la ausencia de quórum necesario (minyàn, en hebreo) para celebrar los oficios religiosos. No se sabe con exactitud el número de personas que hablan el ladino en la actualidad. En 2018, la web Ethnologue señaló que había 133.000 hablantes de ladino en todo el mundo (125.000 en Israel), pero me parece una cifra exagerada y no realista.
Quedan todavía algunas iniciativas sefardíes que vamos a tratar de reseñar sucintamente y que tratan de paliar la desaparición física de estas comunidades sefardíes en casi todo el mundo. En Jerusalén, por ejemplo, existe la Unión Sefardí Mundial, cuyo principal objetivo es la creación, en Jerusalén, del Museo y Centro del Acervo Cultural Sefaradí. También hemos podido ver en sus páginas web que realiza varias actividades en colaboración con instituciones académicas y que durante algún tiempo dio asesoramiento a aquellas personas que deseaban solicitar la nacionalidad española o portuguesa por sus orígenes sefardíes. Más de 15.000 personas de todas partes del mundo accedieron a la nacionalidad española tras haber mostrado fehacientemente sus orígenes sefardíes y haberse acogido a una norma legal que tenía sus antecedentes en el Real Decreto del dictador Miguel Primo de Rivera, de 20 de diciembre de 1924, que permitió obtener la nacionalidad española a algunos sefardíes y que más tarde fue utilizada por varios diplomáticos españoles para otorgar pasaportes españoles a judíos europeos que salvaron sus vidas durante el Holocausto a merced de tan preciado documento.
En lo que respecta a la prensa, hay que reseña a El Amaneser, un periódico mensual en judeoespañol (ladino), siendo el único en el mundo íntegramente en ese idioma y con periodicidad regular. Se publica como suplemento del diario Salom destinado a la comunidad judìa en Estambul, el cual fue editado también en idioma judeoespañol hasta 1983, año en el cual pasó a editarse en turco. El periódico es dirigido y editado por su fundadora, Karen Gerson Sarhon, y en la redacción del mismo se encuentra también el “Sentro de Investigasyones sovre la Kultura Sefardi”, que ha realizado algunas investigaciones y publicaciones de notable interés.
En Israel durante un largo tiempo se editó la revista Aki Yerushalayim, que se publicó entre 1979 y 2016. La publicación contaba con la colaboración de la asociación Sefarad y la Autoridad Nacional del Ladino de Israel y estaba dirigida por una figura mítica en el mundo sefardí: Moshe Shaul. Luego de una pausa de dos años, la revista continuó en formato digital y se ha editado hasta el año 2023, siendo un referente en el mundo sefardí como una de las pocas publicaciones editada enteramente en ladino.
En Venezuela, que contaba antes de la llegada de Hugo Chávez al poder con una gran comunidad judía que se ha ido marchando, pasando de algo más de 22.000 judíos a menos de 3.000, existía una revista llamada Maquén-Escudo, que era el órgano oficial de la Asociación Israelita de Venezuela y del Centro de Estudios Sefardíes de Caracas, pero su último número data de 2023 y sus páginas web no están demasiado actualizadas.
En lo que respecta a Argentina, que tiene la comunidad judía más numerosa de toda América Latina, existe un periódico digital, que es muy activo, organiza muchas conferencias on line y contiene noticias de interés, aunque no está íntegramente publicado en ladino, sino que publica de vez en cuando contenidos, vídeos y audios en esta lengua. Este medio es todo un referente en el mundo sefardí y recientemente recibió un galardón por su labor de las cuatro sinagogas sefardíes de Jerusalén.
Ya hablando de España, existen varias iniciativas relacionadas con el mundo sefardí, entre las que tenemos que destacar a Radio Sefarad, un proyecto de la Federación de Comunidades Judías de España (FCJE), pero que está realmente dedicado a información sobre el mundo judío e Israel y que trata colateralmente temas sefardíes; a la veterana revista Sefarad, que se presenta como una publicación científica dedicada al estudio de de la historia y cultura de los judíos en España y la lengua, literatura, historia y producción cultural de los sefardíes, entre otras materias que aborda; también debemos reseñar a a e-sefardic, que es un portal de acceso a los recursos electrónicos desarrollados por lo que un día fuera el Grupo de Estudios Sefardíes del CSIC; al Centro Sefarad Israel, auténtico epicentro y motor de la vida cultural judía en la capital de nuestro país y que se define como “un puente entre España y el mundo judío”; y, para ir concluyendo con nuestro país, existe una página web que se presenta como “el portal del judaísmo en España”, donde se pueden encontrar buenos materiales pero no específicamente del mundo sefardí, sino del judío en general.
Mención aparte a todas estas iniciativas y expresiones, hay que añadir a la lista la Red de Juderías de España-Caminos de Separad y que se define en sus páginas web como “una Asociación constituida por municipios que cuentan, en sus conjuntos medievales, con un patrimonio histórico, artístico, medioambiental y cultural, herencia de las Comunidades judías que los habitaron”. La Red realiza numerosas actividades y proyectos conjuntamente en aras de preservar, conservar y reivindicar esa rica herencia cultural judía en España.
Como curiosidad final, quiero reseñar al fantástico grupo musical Sephardica, que es un proyecto musical dedicado, principalmente, a las músicas de tradición andalusí y sefardí y a las canciones del Romancero viejo, y que tuve ocasión de escuchar en unas jornadas judías organizadas por el Museo Judío de Béjar.
Quiero concluir esta breve nota con dos anotaciones que me parecen de interés. Una se refiere a la Universidad Bar-Ilan, una de las principales de Israel radicada en Jerusalén, que organiza cursos de ladino digitalmente y también tiene un curso monográfico sobre Sefarad. Y la otra es histórica y se refiere a la prestigiosa Columbia University de Nueva York, que entre los años 20 y principios de los 60 del siglo pasado tuvo una sección dedicada a los estudios sefardíes, creada por el profesor español Federico de Onís. En Columbia, entre los años 20 y los 40, hicieron sus tesis de máster o de doctorado sobre la lengua, la cultura y el romancero sefardíes varios estudiantes (hombres y mujeres) de origen sefardí, algunos de los cuales se convirtieron luego en docentes universitarios, formando una generación de hispanistas sefardíes cuya investigación y cuyo magisterio impulsaron los estudios hispánicos en América. Evocaremos aquí algunos de sus nombres: Mair José Benardete, Henri Besso, Zarita Nahón, Susan Bassan, Denah Levy-Lida y el askenazí Max A. Luria.
La entrada Sefardíes, los últimos españoles se publicó primero en CCIU.
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