Philip, como muchos de los adolescentes que participan en un grupo de corredores árabes y judíos llamado Runners Without Borders (Corredores sin Fronteras, o RWB) en Jerusalén, no sabe suficiente árabe para conversar con sus compañeros de los barrios árabes. Pero como inmigrante ruso recién llegado, su hebreo es también limitado. Aun así, mientras recorre los parques Liberty Bell y Mesila de la ciudad, donde entrena una vez a la semana, ha hecho amigos. “Encontró cosas en común con los dos lados y se comunica con gestos y unas cuantas palabras mientras corren juntos”, dijo Israel Haas, cofundador de RWB, quien quiere que los judíos y los árabes de la ciudad se reúnan y cooperen a través del deporte.
Fuente: http://www.cciu.org.uy/