El Economista, México- Por Ayelet Razin Bet-Or (*)

Ocho meses después (del 7/10), sabemos que lo ocurrido superó incluso la imaginación más morbosa. El alcance de la violencia, el terror y el dolor registrados en un corto período es aterrador. En un día se cometieron atrocidades, que normalmente ocurren en uno o dos años de guerra.

Cuando ocurrió el ataque el 7 de octubre, yo estaba de vacaciones con la familia. Después del shock inicial, empezó a llegar información sobre violaciones, agresiones sexuales y mutilaciones genitales. Una parte de mí quería que todo fuera exageración, pero al mismo tiempo quería saber exactamente qué había ocurrido.

Ocho meses después, sabemos que lo ocurrido superó incluso la imaginación más morbosa. El alcance de la violencia, el terror y el dolor registrados en un corto período es aterrador. En un día se cometieron atrocidades, que normalmente ocurren en uno o dos años de guerra.

En el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Sexual en los Conflictos (19 de junio), no se puede seguir ignorando esta terrible cuestión.

Sabemos que decenas de mujeres fueron víctimas de violencia sexual el 7 de octubre. No se trata sólo de violación; se trata de violencia de género, que puede adoptar diversas formas. Pueden ser tocamientos, violaciones y, a menudo, violaciones en grupo. Puede ser mutilación, y sabemos que hombres y mujeres recibieron disparos en la zona genital. Pasear un cuerpo desnudo por las calles de Gaza también es violencia de género.

El mes pasado, una mujer israelí que fue secuestrada por Hamas durante el ataque del 7 de octubre se presentó y habló abiertamente sobre la violencia sexual y la tortura que sufrió durante su cautiverio. Era la primera vez que una víctima de la organización terrorista daba testimonio sobre los trágicos acontecimientos que vivió.

Mientras tanto, un informe de la ONU publicado a principios de marzo confirmó las acusaciones formuladas por Israel sobre violencia sexual por parte de Hamas el día del ataque y durante la toma de rehenes en Gaza, violencia que, según el informe, aún continúa.

Las reacciones de las organizaciones feministas me resultaron completamente desalentadoras, así como la de activistas de derechos humanos. Ésta no es una cuestión política y la violación no se puede encuadrar. En este caso, no importa si apoyas a Israel o Palestina. No importa.

Sabemos sin lugar a dudas que los cuerpos de las mujeres se vuelven parte del campo de batalla. Esto no es algo que acaba de suceder en Israel; ha ocurrido a lo largo de la historia de la humanidad. Desde Corea hasta Ucrania y Chipre en 1974, las mujeres soportan la violencia en tiempos de guerra. Sin embargo, a las mujeres israelíes no se les cree, vimos un apoyo mínimo y mucho escepticismo. ¿Por qué?

Hay 120 rehenes, de los cuales 18 son mujeres. Sabemos, no por fuentes israelíes, que son objeto de violencia sexual constante, incluidas violaciones. ¿A dónde se fue el sentimiento de “Le creo” del movimiento #MeToo?

En el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Sexual en los Conflictos, es más importante que nunca, en el caso de Israel y en cualquier otro lugar, mantenernos firmes y seguir hablando sobre este tema. Debemos creer a las hermanas israelíes, ucranianas y australianas y estar a su lado. Esto es lo que deberían hacer las feministas: permanecer unidas.

*Abogada israelí, exfiscal y activista por los derechos de las mujeres.

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Fuente: http://www.cciu.org.uy/

No le creen a las mujeres que Hamas agredió sexualmente

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