Es sencillo definir a un personaje pasado solo por la época que le hizo quedar retratado en los libros de historia. Ceñir una vida entera a un período concreto permite ser más concienzudo, es innegable, pero también impide al espectador entender cómo se construyó la personalidad del sujeto en cuestión y cómo llegó a convertirse en quién fue. El caso de Adolf Hitler es todavía más exagerado, pues obviar su infancia nos ayuda a arrebatarle la humanidad. La realidad, por el contrario, es el que futuro líder nazi pasó una juventud bohemia acompañado del que, por entonces, era su gran (y único amigo): August Kubizek, quien definió de forma más que pormenorizada el carácter abrumador e inestable del pequeño Führer mucho antes de la Segunda Guerra Mundial.

Fuente: http://www.cciu.org.uy/

Los secretos de Hitler joven

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