En una época en la que hablar con la persona “equivocada”, alzar la voz contra los invasores o ayudar a los más débiles podía tranquilamente costar la vida o crueles sesiones de torturas, miles y miles de personas en Europa se involucraron en mayor o menor medida para salvar a perseguidos por los nazis, fueran judíos, comunistas, homosexuales o gitanos. Pero, entre todos estos hombres y mujeres que se jugaron la vida cuando la vida costaba muy poco delante del revólver de un canalla nazi, llama la atención un pequeño grupo de Justos entre las Naciones nacidos en países que resultaban exóticos para los europeos, que habían llegado desde el otro lado del océano. Ellos eran de América Latina, apenas ocho personas cuyos descendientes recibieron el agradecimiento de Israel, una medalla y el privilegio de aparecer en los muros que celebran a los Justos entre las Naciones en el museo Yad Vashem de Jerusalén, el memorial que recuerda a las víctimas y a los héroes del Holocausto.
Fuente: http://www.cciu.org.uy/