Músicos escuálidos, que apenas podían sostener sus instrumentos tocaban “Plegaria”. Era del argentino Eduardo Bianco, quien ejecutaba su música para los jerarcas nazis. El poeta Paul Celan, cuyos padres murieron asesinados por los nazis, buscaba conocer su final cuando encontró el tango de la muerte. Goebbels, quien repudiaba el jazz por ser música degenerada de negros (o de negros degenerados), gustaba del tango. Bianco tocó para él. Y para Hitler, Himmler y Speer, entre otros.

Fuente: http://www.cciu.org.uy/

La historia del tango que se tocaba en los campos de concentración y de cómo inspiró un estremecedor poema sobre las matanzas nazis

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