The Times of Israel- por Julián Schvindlerman
La China de Mao fue la prima nación no árabe en establecer relaciones con la OLP tras su creación en 1964, y ya en marzo de 1965 Ahmad Shukairi, el primer titular de la organización nacional palestina, viajó a Pekín… Sin embargo, para cuando Mao murió en 1976, el apoyo chino a la OLP se había debilitado considerablemente. En la foto, souvenir de la Revolución Maoísta (Wikimedia.org)
Famosos revolucionarios tercermundistas como Che Guevara, Ho Chi Minh, Franz Fanon y -destacadamente- Mao Zedong fueron muy populares en las filas del nacionalismo palestino. Los textos del líder chino -especialmente su icónico Libro Rojo- eran lectura habitual entre los miembros de la OLP. La China de Mao ofreció armas, entrenamiento y propaganda a los luchadores palestinos. Fuentes israelíes estimaron en USD 33 millones (a valores actuales) el valor del armamento provisto entre 1965-1970. Para 1967, informó Shaina Oppenheimer en Haaretz, “los palestinos aparentemente estaban peleando casi exclusivamente con armamento fabricado por China”. La China de Mao fue la prima nación no árabe en establecer relaciones con la OLP tras su creación en 1964, y ya en marzo de 1965 Ahmad Shukairi, el primer titular de la organización nacional palestina, viajó a Pekín. Ese mismo año, el régimen maoísta comenzó a conmemorar el Día de Solidaridad con el Pueblo Palestino. El sucesor de Shukairi a partir de 1968, Yasser Arafat, viajó no menos de catorce veces a China entre 1964-2001, al punto que “los hogares chinos se habían acostumbrado a las imágenes de Arafat en sus televisores, descendiendo de un avión vestido con su habitual uniforme militar y kaffiyeh” señaló Oppenheimer. Sin embargo, para cuando Mao murió en 1976, el apoyo chino a la OLP se había debilitado considerablemente.
También efímera fue la tentación maoísta en el plano de las ideas que entusiasmaron a la causa palestina. El maoísmo se cristalizó como una tendencia dentro de las agrupaciones palestinas a partir de 1972, especialmente entre quienes repudiaban la estructura centralizada de Fatah, prefiriendo el concepto maoísta de aprender de las masas. Al igual que el líder chino, opinaban que el liderazgo político debía compenetrase con las preocupaciones y condiciones del pueblo para que de él surgiese el ánimo revolucionario total. Anhelaban unir a las masas árabes-palestinas según el modelo chino de una guerra popular.
Conceptos marxistas-leninistas abrigaron a una amplia gama de grupos terroristas palestinos, destacándose entre ellos el Frente Popular para Liberación de Palestina, del palestino George Habash, y sus escindidos Frente Democrático para la Liberación de Palestina, del jordano Naif Hawatme, y el Frente Popular para la Liberación de Palestina-Comando General de Ahmed Jibril, ex oficial de ingeniería del ejército sirio. Sus exponentes maoístas fueron los popularmente menos conocidos Munir Shafiq, Muhamad al-Bahays y Basim al-Tamimi, entre otros.
El académico alemán Manfred Sing ofrece un informativo viaje en el tiempo hacia el maoísmo palestino en su monografía de 44 páginas “Brothers in Arms: How Palestinian Maoists Turned Jihadists” en Die Welt Des Islams: International Journal for the Study of Modern Islam. En 1976 varios maoístas palestinos crearon su propia organización, al-Sariya al-Tallabiya, en Beirut occidental. Al año siguiente fue rebautizada como Katibat al-Jarmaq. Como parte de su identidad árabe preferían usar los términos aj (hermano) y ujt (hermana) en vez de rafiq o rafiqa (camarada). Atrajo a palestinos y libaneses -tanto cristianos como musulmanes y drusos- así como a comunistas iraquíes y marxistas iraníes que habían arribado al Líbano a entrenarse en campamentos de Fatah. A pesar de las diferencias ideológicas explícitas, la organización aceptó a todos ellos.
La muerte de Mao en 1976 y el abandono de la Revolución Cultural por parte de sus sucesores, dejaron una sensación de vacío ideológico entre los palestinos maoístas. Cuando tres años después la revolución Khomeinista triunfaba en Irán, varios de ellos vieron en el fundamentalismo religioso islámico el camino hacia la victoria. Su apego a la unión popular, la lucha armada, la movilización de las masas y el martirio permaneció inalterado; sólo que de allí en más estos términos fueron entendidos en marcos de referencia islámicos.
Como Manfred Sing ha notado, el fracaso de la Revolución Cultural los forzó a repensar sus premisas acerca de la supremacía marxista-leninista en el campo del conocimiento social, histórico, ideológico y metodológico. Cuando Khomeini en 1980 postuló una “Revolución Cultural Islámica”, la tentación para varios de ellos fue imposible de reprimir. Al ver que el Gran Ayatola movilizó exitosamente a las masas iraníes al grito de Allah u Akbar contra la monarquía persa, concluyeron que el Islam podía ser un instrumento revolucionario para el pueblo árabe y palestino. “La idea de que la revolución no era posible sin la fe los forzó definitivamente a dar marcha atrás y abjurar sus previas convicciones materialistas”, anotó Sing. Concluyeron que habían estado presos de una teoría revolucionaria extranjera y errada. “En los países árabes la revolución no nacerá con pelo rubio y ojos azules o con un rostro amarillo y ojos rasgados”, escribió el palestino maoísta desencantado Munir Shafiq, “y quien albergue en su mente la opción marxista, debe irse a Suecia, China o Vietnam”.
El traspaso del maoísmo al islamismo no fue digerible para todos los miembros de Katibat al-Jarmaq. Algunos abandonaron el campo de batalla y eligieron esparcir su mensaje pro-palestino por medio de libros y películas. Aquellos que trocaron a Mao por Alá pudieron hacerlo al abrir el prisma de la violencia política maoísta para incluir valores musulmanes religiosos. Su profecía de victoria final, antes arraigada en la condición de inevitabilidad marxista-maoísta, ahora quedaba encapsulada en la predestinación religiosa islámica. Sing subraya que esto no dio lugar a un islam maoísta o a un maoísmo islamizado, sino a algo distinto. En cualquier caso, eventualmente el Maoísmo fue abandonado por los militantes palestinos y hoy no es más que un recuerdo lejano de una de las varias fases ideológicas que atravesó la revolución palestina.
Fuente: http://www.cciu.org.uy/