Corre 1940. Las hordas nazis avanzan. Chiune tiene un cargo, se diría, oscuro: vicecónsul en el consulado japonés en Kaunas, la capital de Lituania. Pero su misión tiene doble filo: burocracia y espionaje. El primero, las previsibles obligaciones de un cónsul. Nada excitante… El otro, informar a su emperador los movimientos de las tropas soviéticas y alemanas, y averiguar por cualquier medio si Hitler planea avanzar contra Stalin rompiendo el pacto de no agresión Ribbentrop–Molotov firmado el 23 de agosto de 1939: algo que sucedería en la primavera de 1941 con la puesta en marcha de la Operación Barbarroja. Pero Chiune percibe otro drama. Miles de judíos que han escapado de Polonia y de las garras del führer creyendo que Lituania sería su salvación, quedan entre dos fuegos: las tropas del Soviet los arrestan, confiscan sus bienes, y no tardarán en mandarlos a morir en los campos de concentración.
Fuente: http://www.cciu.org.uy/