En al menos cinco ocasiones, el Antiguo Testamento relata historias de agua obtenida o recuperada milagrosamente. “Por desgracia, a nosotros nadie nos ha dado esa receta”, bromea Shlomi Kostelitz, miembro del Grupo de Tecnologías del Agua de la Universidad Ben Gurion. Y haría falta. Es un mercado en auge en el que Israel quiere ser líder, sostenido por el poderío de su industria tecnológica y la experiencia de su sector agrícola en hacer más con menos. En palabras de Avi Perel, científico jefe del Ministerio de Agricultura, “los desafíos de la falta de agua, poco suelo y escasez de mano de obra ya los teníamos hace 65 años”.

Fuente: http://www.cciu.org.uy/

Innovación contra un futuro más seco

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