Más de 200 instituciones educativas-especialmente colegios secundarios- a lo largo y ancho de Israel, participaron este miércoles 18 de diciembre en una iniciativa especial para solidarizarse con los secuestrados aún en Gaza y exigir la liberación de todos ellos. En la foto: Alumnos del secundario Mekif de Yehud
Escuelas en Tel Aviv, Jerusalem, Beer Sheva, Ashkelon, Haifa, el Consejo Regional Eshkol que linda con Gaza, escuelas en las que estudian evacuados del norte de pais y otras en diferentes puntos de Israel, suspendieron las clases por la mañana para hacerse presentes en puntos centrales y con carteles y cantos, pedir por el regreso de los 100 secuestrados en manos de Hamas.
100 no es una nota, un puntaje, dice este cartel sobre los cien secuestrados en Gaza. Exige que todos vuelvan a casa.
Los alumnos se sumaron así al clamor que se siente casi a todo nivel por un acuerdo en cuyo marco se pueda recuperar a todos.
En una de las escuelas, alumnos dedicaron un cartel al secuestrado Matan Zangauker del kibutz Nir Oz, que este miércoles 18 de diciembre cumple 25 años, su segundo cumpleaños en manos de Hamas. Te estamos esperando Matan, dice el cartel.
Los secuestrados son parte de la vivencia de la sociedad israelí desde el 7 de octubre, en una fuerte combinación de angustia, dolor y solidaridad. Sus rostros aparecen por doquier y está claro que ciudadanos que no los conocieron jamás, los mencionan y reconocen como si fueran personas cercanas. Son parte de la vida del país a pesar de su ausencia, o en realidad, a raíz de ella.
Miles de personas participan en todas las concentraciones que se llevan a cabo en la Plaza de los Secuestrados para pedir por su regreso y exigir el logro de un acuerdo. También las hay en Jerusalem y otras partes del país. Ninguno de los presentes puede resolver el drama de los secuestrados, pero llegan infaltablemente para expresar solidaridad y apoyar a las familias, para dejar en claro que no están solas en su tan dura lucha.
En las mesas de la cena de Shabat los viernes de noche, es muy común que el padre de familia, tras hacer la típica bendición del kidush por el vino y luego “hamotzi” por el pan, las tradicionajes jalot, agregue un pedido especial por el regreso sanos y salvos a casa de los soldados que combaten y de los secuestrados en nanos enemigas.
Esta mañana , la participación de niños y jovencitos en diferentes partes del país en esta iniciativa de solidaridad, debe haber sido una de las mejores lecciones de educación cívica que podían recibir.
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