Por Marcos Israel, Presidente del CCIU
El Presidente del CCIU, Marcos Israel, estuvo presente la semana pasada, como ya informáramos, en el Foro para Líderes Comunitarios Judíos de Iberoamérica que se llevó a cabo en Panamá. Uno de los puntos altos del Foro del Instituto Belfer para América Latina del American Jewish Committee, fue la presencia de la Embajadora de Marruecos en Panamá S.E. Bouchra Boudchiche, en el panel “Alcances y retos en las relaciones América Latina – Israel”.
Con gran simpatía y excelente español, nos hizo un apretado resumen de las relaciones que Marruecos ha mantenido con los judíos que se fueron a vivir a ese país desde las épocas de la Inquisición española, muchos de los cuales emigraron a América Latina, principalmente a fines del siglo XIX y principios del XX, una época en la que la colonización europea favoreció a algunos judíos y perjudicó a otros.
El rey Hasán II (1961-1999), tuvo especial cuidado de mantener la protección a los judíos, incluso a los que habían emigrado, y mantuvo la existencia de los tribunales rabínicos. Sobre el final de su reinado construyó el Museo de Judíos en Casablanca, en Tánger.
Su sucesor – y actual rey- Mohamed VI-, mantuvo esa política y en la constitución marroquí de 2011 hay un artículo que establece que la identidad judía es parte de la identidad marroquí. También ha hecho un importante esfuerzo por restaurar el legado judío, especialmente sinagogas y cementerios.
Durante la Segunda Guerra mundial, Marruecos estaba bajo protectorado de Francia. En época del gobierno de Vichy, se le pidió al sultán Mohamed V, que enviara una lista completa de los judíos de Marruecos. El Sultán se negó a hacerlo, y respondió en una carta que si se viera obligado a hacerlo, los 50 miembros de su familia estarían en la lista.
Con respecto a Israel, Marruecos siempre estuvo en una línea pro paz. Es así que el viaje del presidente egipcio Sadat a Jerusalem –que fue el inicio del primer proceso de paz exitoso entre Israel y un país árabe-, fue organizado en Marruecos. Desde 1994 siempre hubo una relación informal pero importante. Incluso, preguntada sobre la importancia de los acuerdos de paz actuales –los acuerdos de Abraham-, respondió que para Marruecos significaron un restablecimiento de las relaciones, no de la paz, porque Marruecos nunca estuvo en guerra con Israel.
Una pregunta importante era sobre cómo se vive este relacionamiento con Israel en la sociedad marroquí. Especialmente importante porque los primeros tratados de paz –con Egipto y más tarde Jordania-, significaron básicamente acuerdos entre gobiernos que no calaron nada en las respectivas sociedades. A esta consulta la embajadora respondió que la acogida ha sido sumamente buena. Sin duda la razón es que en Marruecos no hubo una política de Estado de odio hacia Israel como sí la hubo en la mayoría de los países árabes.
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