Sin duda los cambios que se están dando afectan directamente el Gobierno de Abbas, principalmente los beneficios que ha adquirido con el paso de los años desde que se aferró a su puesto vitalicio como presidente de la Autoridad Nacional Palestina. Pero sus últimas declaraciones podrían acelerar el proceso de salida de su gestión, ya que por su propia boca pone piedras sobre la tumba de un gobierno que ha perdido legitimidad interna, que contaba con cierto apoyo a nivel de la comunidad internacional y que ahora le pone en una contrarreloj ante los agigantados pasos de la ruptura del orden conocido por los palestinos.
Fuente: http://www.cciu.org.uy/
El ocaso de Abu Mazen