Una famosa y bella sinagoga de Hamburgo fue alcanzada por los fanáticos nazis durante la Noche de los Cristales Rotos, en 1938, y poco después fue demolida. Ahora, los judíos de la ciudad debaten: ¿reconstruirla o no?
Las turbas de fanáticos nazis arrasaron con los negocios y las vidas judías en la Noche de los Cristales Rotos, la tristemente célebre Kristallnacht de noviembre de 1938 que recorrió Berlín, Munich, Hamburgo y muchas otras ciudades de Alemania y Austria.
En el caso de Hamburgo, muchas décadas después los judíos que revivieron la comunidad hebrea local todavía enfrentan las marcas que aquella terrible noche de violencia y muerte dejó sobre la ciudad.
Johanna Neumann tenía 8 años cuando fue testigo de cómo una turba de ciudadanos locales y nazis destrozaban la sinagoga Bornplatz en Hamburgo. Estaban «gritando y arrojando piedras a las maravillosas ventanas de cristal» del templo, contaría en una entrevista de historia oral.
Otros estudiantes de la escuela judía cercana describieron una montaña de libros de oraciones y rollos de la Torá tirados en la calle, profanados e incendiados.
Era 1938, cinco años después de que comenzara el dominio de Adolf Hitler. La sinagoga Bornplatz, un gran edificio neorrománico, era una de las más grandes del país. Ahora estaba profanada, una de los cientos de instituciones judías dañadas o destruidas en el pogromo patrocinado por el estado nazi entre el 9 y el 10 de noviembre.
Ese día llegó a ser conocido como Kristallnacht, o la Noche de los Cristales Rotos, un eufemismo que se refiere a las muchas ventanas destrozadas por la turba.
Cientos de judíos murieron en los ataques y hasta 30.000 hombres judíos fueron enviados a campos de concentración. Culpando a los judíos por la violencia, el gobierno nazi multó a la comunidad con mil millones de reichsmarks, una cantidad imposible de pagar.
En Hamburgo, la comunidad judía se vio obligada a vender la sinagoga dañada, que pronto fue demolida.
A lo largo de los últimos años, la ubicación del antiguo referente arquitectónico de la ciudad se convirtió en un lugar de controversia: los residentes debatían si reconstruir la sinagoga y cómo hacerlo, ya que habría que demoler el monumento que se encuentra allí hoy.
El plan toca un punto sensible: cómo Alemania lidia con la necesidad de conmemorar el pasado y al mismo tiempo apoyar a una comunidad judía revitalizada en la actualidad.
Para algunos, la reconstrucción de la antigua sinagoga es una señal de que la vida judía vuelve a florecer en la ciudad. Para otros, reconstruir el sitio es borrar un trauma pasado.
Camino al recuerdo
La respuesta de Alemania al Holocausto y la responsabilidad de conmemorar a las víctimas es un proceso largo y tortuoso. Inmediatamente después de la Shoá, la mayoría de los alemanes se encerró en sí misma, concentrándose principalmente en sus propias dificultades sin detenerse en el sufrimiento de las víctimas judías.
Los catalizadores del cambio incluyeron el juicio de Adolf Eichmann en Jerusalén en 1961 y los procesos de Auschwitz en Frankfurt entre 1963 y 1965, en los que fueron juzgados veintidós miembros del personal del campo de exterminio.
Testimonios de los testigos y la amplia cobertura de los medios aumentaron la conciencia sobre las atrocidades en los campos de concentración. La emisión de la miniserie estadounidense Holocausto en 1979 hizo que el pasado estuviera presente en todos los hogares de Alemania Occidental.
Activistas locales también comenzaron a descubrir historias judías en las pequeñas ciudades de Alemania.
Un momento simbólico para Alemania fue el 50 aniversario de la Kristallnacht. Las conmemoraciones de 1988 estuvieron marcadas por una ola de eventos tanto en Alemania Occidental como Oriental, incluida una ceremonia de inauguración de un museo judío en Frankfurt.
Asistió el entonces canciller de Alemania Occidental, Helmut Kohl, señal de que la atención a la vida y la historia judías se estaba convirtiendo en parte de la política.
Un estacionamiento en el lugar de una sinagoga
Para 1988, el terreno de la sinagoga de Bornplatz se había convertido en su mayor parte en un parking. Uno podía caminar por allí y olvidar fácilmente que allí alguna vez estuvo un centro de la vida judía.
Pero la ciudad de Hamburgo celebró el aniversario inaugurando un nuevo monumento en el lugar. Diseñado por la artista local Margrit Kahl, un piso de mosaico representa el contorno de la sinagoga destruida y su cúpula.
Según la historiadora de la arquitectura Alexandra Klei, el monumento de Kahl fue «uno de los primeros» de su tipo en marcar un «espacio vacío en la ciudad como objeto de recuerdo». Ahora sirve como una brecha intencionalmente abierta en una zona universitaria que de otro modo sería bulliciosa.
Poco después, la plaza pasó a llamarse en honor a Joseph Carlebach, el último rabino de la sinagoga, que fue deportado al campo de concentración de Jungfernhof, cerca de Riga. Fue asesinado en una ejecución masiva en un bosque cercano en marzo de 1942.
Un edificio viejo y nuevo
En Hamburgo, los miembros de la organización judía que actúa como representante oficial ante las instituciones de la ciudad y el estado imaginan reconstruir la antigua sinagoga, una forma de revitalizar la vida judía en el mismo espacio donde una vez floreció.
La idea ganó fuerza en el 2019 después de un ataque antisemita en una sinagoga en Halle, una ciudad en el centro de Alemania, en Iom Kipur. Una petición online en apoyo de la reconstrucción recibió más de 107.000 firmas, así como el apoyo de líderes cristianos y políticos locales.
Otras sinagogas fueron construidas en los sitios alguna vez ocupados por templos judíos que fueron destruidos por los nazis en otras ciudades alemanas, como Dresde y Mainz.
Esos edificios fueron diseñados intencionalmente para parecer modernos, para que nunca se los confunda con los originales destruidos en el Holocausto. Tampoco estaban desplazando un monumento importante.
En Bornplatz, por el contrario, la comunidad imaginó construir una réplica del original, incluso a costa del trabajo de Kahl.
Varias docenas de intelectuales, tanto judíos como no judíos, se opusieron firmemente a esta idea, argumentando a favor del poder del espacio vacío para enviar un mensaje. Sostuvieron que reconstruir una réplica de la sinagoga encima del monumento borraría el recuerdo de la destrucción, como si el pogromo de 1938 nunca hubiera ocurrido.
¿De quién es el judaísmo?
Llenar el espacio con un edificio nuevo o antiguo no es todo lo que está en debate. La controversia de la sinagoga tiene que ver con la vida judía en Alemania hoy, sostiene la socióloga Suanne Krasmann -de Hamburgo-, y sobre el tipo de judaísmo que debería ser conmemorado.
Después del Holocausto, la caída de la Unión Soviética y la reunificación de Alemania, la demografía de la comunidad judía en el país cambió radicalmente. Hoy en día, la abrumadora mayoría de las cerca de cien mil personas afiliadas al Consejo Central de Judíos en Alemania son inmigrantes de la ex Unión Soviética o sus descendientes.
En Hamburgo, la principal comunidad judía está dirigida por el rabino Shlomo Bistritzky, de Jabad, una denominación ortodoxa sin raíces históricas en la Alemania de antes de la guerra.
Por el contrario, los críticos de la reconstrucción de la sinagoga de Bornplatz señalan que la ciudad ocupa un lugar importante en la historia del judaísmo liberal y el movimiento reformista.
El pasado es presente
A pesar de las objeciones, en el 2020 la asamblea de Hamburgo votó por unanimidad a favor de la reconstrucción. Al año siguiente, un estudio de viabilidad concluyó que el proyecto efectivamente tendría que reubicar el monumento a Kahl o construir sobre él por completo.
Al mismo tiempo, el informe señala: «No podemos restaurar la histórica sinagoga de Bornplatz. La sinagoga de Bornplatz fue aniquilada por los nazis». La nueva sinagoga no será la misma que el edificio de 1906, el pasado no se puede reconstruir como si nada hubiera pasado.
Faltan años para que el proyecto esté terminado, al igual que un posible museo judío. No está claro qué forma adoptarán. Ochenta y seis años después del pogrom de noviembre de 1938, Alemania todavía está repasando su pasado, y el paisaje psicológico de Hamburgo sigue marcado por un cartel invisible de «en construcción».
* Profesor asistente de religión y estudios judíos, Universidad de Florida / Publicado originalmente en The Conversation
La entrada El legado de la Kristallnacht todavía persigue a Hamburgo se publicó primero en CCIU.
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