“Poné a Maduroooo. Poné a Peppa Pig”. Con una cerveza en la mano y un porrito en la otra, el entusiasta espectador largó su propia consigna, mientras leía atentamente la enorme lista de indeseables de Roger Waters. La noche estaba fría en el Centenario. El agitado fan le puso un poco de humor a tanta puteada inglesa. Veinte minutos dándole a la matraca ideológica con la última y fascinante tecnología disponible. Fue en el entreacto. Mientras Roger y sus músicos se tomaban una birra y degustaban las delicias de nuestros mejores chefs. Es la lista del mundo apocalíptico de Waters, de los setenta años de pestes y del terrible y monumental demonio capitalista que nos acecha. Es la lista negra del malhumor ideológico redactada por el sonriente, canchero y vegetariano músico. Su actitud y postura de siempre, aunque no recuerdo tanto odio disfrazado de valores. Un artista monumental, un agitador poco interesante. Son cosas distintas. Me quedo con el artista, con el artista que agita y no al revés.
Fuente: http://www.cciu.org.uy/