El País, por Deborah Friedmann
Los indignados no son solo las mujeres, que como modo de protesta se han quitado el hiyab. “La multitud está llena de hombres que apoyan a las mujeres de Irán”…, “comenzamos las mujeres y ahora los hombres están luchando, arriesgando sus vidas hombro con hombro con nosotras”.
F., una profesional de 31 años, cuenta cómo viven tras 12 días de protestas luego de la muerte de Mahsa Amini por no cumplir con las reglas del uso del hiyab.
Llamémosle F. Escribe desde algún lugar de Irán, en los pocos minutos al día donde logra conectarse a Internet. Escribe con los ojos llenos de lágrimas al ver los videos que le llegan de la represión que ejerce el régimen. Escribe con miedo, pero a sus 31 años a esta mujer le gana la indignación y afirma: “Realmente no merecemos ser acosadas, humilladas, golpeadas, encarceladas, azotadas, expulsadas de nuestra patria y ahora asesinadas en nuestra patria solo por no querer usar el hiyab. Llamamos al mundo a mostrar su solidaridad con las mujeres de Irán”.
Ya pasaron 12 días desde la muerte de Mahsa Amini de 22 años, detenida por no cumplir con las reglas del uso del hiyab (velo), que desencadenó una ola de protestas en todo Irán. Lejos de aplacarse, las manifestaciones continúan y el régimen anunció hoy que se enfrentarán con “todas sus fuerzas” a quienes se le opongan.
Los indignados no son solo las mujeres, que como modo de protesta se han quitado el hiyab. “La multitud está llena de hombres que apoyan a las mujeres de Irán”, dice F., y agrega: “Comenzamos las mujeres y ahora los hombres están luchando, arriesgando sus vidas hombro con hombro con nosotras”.
“El gobierno limita a los manifestantes iraníes a mantenerse en contacto con el resto del mundo y está cortando Internet y disparando a personas inocentes para evitar que se unan a la protesta en curso por la brutal muerte de Mahsa Amini, pero la gente sigue en las calles”, destaca.
Protesta en Irán.
Las protestas en Irán han sido reprimidas y denuncian más de 40 personas muertas.Los iraníes protestan en la vía pública y también desde las ventanas corean consignas como “No tengan miedo, no tengan miedo”, “Estamos todos juntos” o “Muerte a Jamenei”. Como respuesta, las fuerzas de seguridad disparan contra aberturas y techos. Según los datos que maneja F., más de 40 personas fueron asesinadas durante las manifestaciones, la mayoría adolescentes o veinteañeros.
Cuando se refiere a lo que sucede, F. usa el término “masacre”. Dice que las fuerzas de seguridad del régimen disparan y a diferencia de lo que sucedía antes, los iraníes se defienden y queman automóviles y motocicletas de la Policía. Las protestas son por el hiyab obligatorio, sí, pero sobre todo por más libertad. “La gente está harta de la policía del hiyab y de la dictadura religiosa”.
En Irán no se les permite a las mujeres cantar, andar en bicicleta, nadar en aguas abiertas, ingresar a los estadios, divorciarse o salir del país a menos que lo autorice un tutor o esposo, enumera. Más protegidas que el resto, algunas actrices se quitaron el hiyab y fueron amenazadas por las agencias de seguridad. Igual, se mantuvieron firmes. Lo mismo sucedió con atletas iraníes, tanto hombres como mujeres, que fueron excluidos del equipo nacional tras anunciar su apoyo a las protestas.
“Nos arrestaron, llegamos a prisión, nos torturaron, nos golpearon violentamente hasta el punto en que entramos en coma y finalmente morimos. Literalmente, como mujer, cuando salís, no sabés si volverás a casa con vida o no”. Mahsa Amini se convirtió en un símbolo de resistencia contra el hiyab forzado y la dictadura religiosa. “Su nombre nos empodera”, escribe F., y se despide con un mensaje: “Esperando libertad y paz”.
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