JUNTOS, CREANDO MÁS MOMENTOS DE VIDA EN “KEHILÁ”

Una Kehilá, del hebreo, significa “comunidad”, refiriéndose a una congregación en particular dentro de una comunidad global. En la Torá, refiere al nombre de una ciudad cuya traducción al español es Fortaleza.

Una Kehilá es para sus miembros un refugio, un espacio propio, un lugar donde sentirnos al resguardo, como en una fortaleza.

También, un sitio o construcción colectiva con la cual identificarse y de la cual sentirse orgulloso de ser miembro.

Durante sus 105 años de vida, muchas generaciones pensaron, proyectaron y trabajaron para preservar una Kehilá para todos.

A todos ellos homenajeamos hoy, enfrentando el desafío de seguir pensando y construyendo esta Kehilá del siglo XXI, acompañando el desplazamiento de los integrantes de nuestra comunidad hacia otras zonas de la ciudad, renovándonos y apostando a un centro comunitario inclusivo que sea más cercano, una segunda casa, en la que cada individuo, -y todos ellos- puedan encontrar ese espacio propio donde expresar y conectarse con su identidad y judaísmo.

Planos del proyecto ganador, en el año 1966.
Sede de la Kehilá en la calle Canelones.

Un poco de historia

En el año 1966, la Comunidad Israelita del Uruguay llevaba adelante un concurso de arquitectura para la construcción de lo que sería su nuevo edificio comunitario, para albergar la creciente y pujante vida cultural, religiosa y comunitaria que experimentaba Uruguay a partir de la década del ´50.
En dicha instancia, el proyecto presentado por los Arquitectos Enrique Besuievsky, Isidoro Singer, Leonardo Turovlin y Milton Pinto, obtiene el Primer Premio y se concreta la construcción del edificio que hoy todos conocemos en la calle Canelones, trasladándose la comunidad del antiguo inmueble que entonces ocupaba en la calle Durazno 1118.

El presente apostando al futuro

Hoy, es una nueva generación la que, como hace 55 años, está trabajando para el presente y el futuro de nuestra Kehilá.
Con la adquisición de una casa en la calle Gregorio Suárez concretamos el primer paso de esta nueva etapa, que decidimos transitar en equipo, con la sinergia de emprender juntos, en comunidad.

El concurso

Se convocó a un Concurso de ideas y proyectos para esta nueva sede, con especial interés en que la imagen arquitectónica propuesta comunicara los principios religiosos, la historia comunitaria y los valores judíos. La nueva sede debería proyectar una imagen de modernidad y proyección al futuro.

Con gran expectativa, con más de 50 inscriptos y entre los 10 proyectos presentados, fueron seleccionados por el Jurado 4 de ellos, destacándose el compromiso y nivel de todas las propuestas presentadas, en un concurso exigente dado lo acotado del espacio creativo y lo específico de la temática.

Como Menciones, destacaron por su propuesta arquitectónica y lo expresado en sus memorias, los proyectos presentados por Lucía Fescina, por su “interesante intencionalidad de materiales transmitiendo según su definición la resiliencia del pueblo judío.” A su vez, el proyecto de Federico Waiter y Leonel Coitinho, “parte de una memoria arquitectónica muy fuerte donde trata de plasmar la Kehilá como un árbol de vida.”

El equipo de Denise Katz y Josefina Pallas recibió una Primera Mención Destacada por su propuesta, “destacando el carácter renovador e impactante que se buscó imprimir en el proyecto como forma de transmitir al entorno la presencia de la Kehilá…”

El Primer Premio fue otorgado al equipo conformado por Carlos Breitfeld, Alan Breitfeld, Francisco Trujillo, Valentina Queirolo e Ignacio Sayagués, destacándose “la búsqueda de significados que los vinculen a la tradición y cultura del pueblo judío… El espacio de transición entre lo público y lo privado es tratado con recursos espaciales y formales cargados de simbolismos que aluden a la historia y tradición del pueblo judío, definiendo no sólo el acceso al edificio sino a los principios religiosos, la historia comunitaria y los valores enraizados en la Kehilá…”

Así, este equipo conformado por un abuelo, su nieto y otros 3 jóvenes estudiantes, supo plasmar en muros, materiales e ideas un espacio vivible y conectado con lo que la Kehilá proyecta.