El sonido de los pasos de Ima Nwachukwu rompen el solemne silencio; mientras la rabina de 49 años camina entre los feligreses vestidos de blanco y cubiertos con talits y kipot en la sinagoga de Port Harcourt, la tercera mayor ciudad de Nigeria. “Recuerden que no somos los únicos perseguidos. Los judíos de todo el mundo lo son”, les dice. Ella se inclina ante una estrella de David que está rodeada de una orla de luz azul, al final de un largo sermón en que se mezclan la política, la persecución y la purificación. El país más poblado de África ha visto duplicarse el número de judíos durante los últimos cinco años, para llegar a un estimado de 10.000.

Fuente: http://www.cciu.org.uy/

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