Por CCIU- Dr. Jaime Apoj
Cada 24 de abril se conmemora el genocidio contra el pueblo armenio, o Gran Crimen (como ellos lo denominan). Se desarrolló en el marco de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), y fue el primer Genocidio de la era moderna, perpetrado por el entonces Imperio Otomano que luchó contra los Aliados, del lado de las Potencias Centrales. Informamos que hoy a las 20 hs. se realizará Cadena Nacional alusiva al aniversario 106 del Genocidio Armenio.
Efectivamente, las autoridades Otomanas, bajo el influjo de los llamados “jóvenes turcos”, tuvieron como meta la creación de un Estado “homogéneo” integrado por turcos musulmanes, razón por la cual entendieron necesaria la expulsión y/o exterminio de los cristianos armenios, asirios y griegos.
Se dictaron leyes directa o indirectamente discriminatorias especialmente hacia la población armenia, bajo el pretexto de la defensa territorial, se acusó luego (falsamente) a la población armenia de conspiración o traición a la patria, y se allanó así el camino hacia la tragedia que luego se concretaría. Este era el modelo, que lamentablemente, se replicaría posteriormente en otras zonas del planeta.
Se eligió la fecha del 24 de abril para conmemorar esta tragedia, en razón de que en la noche del 23 al 24 de abril de 1915, conocida como el “Domingo rojo”, el gobierno otomano detuvo y encarceló a unos 250 intelectuales armenios y líderes comunitarios de la capital Constantinopla. A partir de allí comenzó la deportación forzosa, el asesinato en masa, así como el intento de exterminar la cultura armenia.
Se calcula que entre 1915 y 1923 murieron entre un millón y medio y dos millones de civiles armenios, bajo el impulso ideológico de los llamados “Jóvenes Turcos”, aunque también hubo víctimas pertenecientes a otros grupos étnicos cristianos.
Así es que comenzó la diáspora armenia alrededor del mundo.
LOS GENOCIDIOS.
Estos crímenes contra los armenios, y luego también los pogromos antisemitas, y otras historias violentas contra grupos minoritarios, impactaron al entonces joven jurista judío polaco Rafael Lemkin, creador del término GENOCIDIO. Lo plasmó, ya instalado en Estados Unidos como Profesor de Derecho, en su libro El régimen del Eje en la Europa ocupada (1944) (1).
Con la palabra “Genocidio’ quiso denunciar una práctica antigua en su versión moderna: proviene del griego “genos” (raza, tribu) y del latín cide (matar). No sólo abarca la matanza física, sino también la planificación del exterminio cultural y espiritual, dirigida a los individuos, no en su calidad de individuos, sino como miembros de un grupo nacional (2).
Véase que hay patrones que se replican: los otomanos, por ejemplo, habían montado previamente una maquinaria propagandística que predispuso a la población musulmana contra las demás etnias. La finalidad de los jóvenes turcos era la defensa y la creación de un estado “homogéneo” (¿la supremacía étnica?)
Pero también, y además, combatir a los negacionistas que, con supuestos argumentos técnicos e históricos, intentan disminuir y en definitiva, negar la existencia de estos crímenes. La enseñanza, la educación, es el arma más potente para prevenirlos.
En este mismo ejemplar se publica un artículo del Profesor Gabriel Hochman, donde narra documentadamente la expresión de Hitler, azuzando a sus tropas a que utilicen la violencia sin pudor, argumentando que, algunos años después, ya nadie recordaba los crímenes contra los armenios.
Precisamente, entiendo que nuestro deber ético y moral es no olvidar ningún genocidio; debemos trabajar culturalmente en tal sentido.
Como integrante de la colectividad judía del Uruguay, que carga la memoria de la shoá, no puedo menos que expresar mi solidaridad con la pujante colectividad armenia.
Ningún genocidio nos es ajeno, ningún genocidio nos es lejano
(1) Enciclopedia del Holocausto.
(2) Obra citada.
Fuente: http://www.cciu.org.uy/