CCIU, Dr. Jaime Apoj

27 años después, llega otro 18 de julio. Además de recordar la fecha patria uruguaya, la fecha nos lleva a la AMIA, al trágico 18 de julio del atentado terrorista, aún impune. Tantos muertos, tantos heridos. Nos seguimos preguntando: ¿algún día se logrará juzgar tanto a los autores intelectuales, como a los ejecutores materiales del atentado terrorista?

Resultaría ocioso repasar nuevamente los vericuetos legales de la causa judicial que, 27 años después no logra esclarecer definitivamente este atentado. Sería repetitivo escribir otra vez sobre la corrupción que atravesó todo el proceso de investigación, salpicando a los primeros funcionarios intervinientes que luego fueron condenados por la Justicia Penal por encubrimiento, obstrucción de la justicia y sobornos. Es el caso de Jueces, Fiscales y policías, y como si fuera poco, de espías argentinos que integraron el aparato de la inteligencia oficial argentina, y se dedicaron a plantar “pistas falsas” para desviar las investigaciones.

LA CRONOTERAPIA, O EL TRANSCURSO DEL TIEMPO COMO METODO PARA CONSAGRAR LA IMPUNIDAD.

Decíamos hace un par de años, que un periodista argentino hablaba de la cronoterapia, o sea el permitir que transcurra el tiempo como método de consagrar la impunidad no sólo en la causa AMIA, pero, agregamos nosotros, especialmente en ésta.

Afortunadamente, el año pasado los Tribunales argentinos rechazaron un pedido de prescripción (extinción) de la causa por el atentado terrorista, por haber transcurrido en aquel entonces 26 años desde su concreción por entender que, en materia de Derechos Humanos, los delitos se consideran imprescriptibles.

Durante el 2019, el Juez. Bonadío calificó los dos atentados realizados en suelo argentino (contra la Embajada de Israel y contra la AMIA), como “actos de guerra”  (casus belli) contra la República Argentina. Se logró demostrar judicialmente que los autores intelectuales del atentado, fueron altos funcionarios iraníes, así como que el brazo ejecutor del mismo fue la organización terrorista Hezbolla, con sede en Líbano, aunque financiada por irán. El mismo Irán chiita que busca expandirse como estrategia en su lucha de poder, entre otros, con los regímenes sunitas de la zona.

En ese momento, parecía que la causa AMIA cobraba impulso, y ante el parlamento argentino se presentaba un proyecto de ley que permitiría juzgar en ausencia a los acusados mediante la designación de defensores de oficio, lo que, cambio de legislatura mediante, no se concretó.

Tampoco nos referiremos al acuerdo o Memorándum Argentino Iraní, respecto de esta causa, ni a la  instancia judicial sobre este Memorándum al impulso del Fiscal especial Alberto Nisman, muerto la noche anterior a que presentara sus conclusiones al Legislativo argentino. Irónicamente,  hoy, durante el acto virtual en conmemoración del atentado, se llevará a cabo  una audiencia judicial en que comparecerá la Vicepresidente argentina Cristina Kirchner.

SOBRE LA POSIBILIDAD DEL JUICIO EN AUSENCIA.

Leíamos ayer en este mismo medio, un artículo del abogado Woscoff, ex colaborador de la Fiscalía en la Unidad Especial AMIA, en que expresaba que Italia nos brindó un ejemplo al dictar ocho cadenas perpetuas en ausencia contra siete militares chilenos, trece uruguayos, un boliviano y tres peruanos, a causa del asesinato de más de treinta y ocho víctimas durante la ejecución del “Plan Cóndor”.

Como dijimos más arriba, el juicio en ausencia sería la única solución, ante la imposibilidad de hacer comparecer ante la Justicia argentina a los altos rangos iraníes y de Hezbollah.

Pero, como desde hace varios años, la conclusión es la misma: demasiado tiempo sin justicia.

Escribimos hace un par de años que la causa AMIA es un proceso Kafkiano, adjetivo que la Real Academia Española admite para describir situaciones absurdas, frustrantes o angustiosas,  trámites judiciales ilógicos que están irremediablemente condenados al fracaso. El escritor (Kafka) apeló al absurdo para denunciar a la burocracia corrupta, a los procesos laberinticos que impiden la concreción del goce de los derechos humanos.

Pese a todo, cabe exigir que se haga realidad la imagen de la Justicia que aparece en esa estatua de una mujer con los ojos vendados, una balanza en una mano y la espada en la otra, o sea imparcial, objetiva, incorruptible, garantista de la libertad y los derechos humanos dentro del sistema republicano.

Seguimos clamando por Justicia, caiga quien caiga, y le pese a quien le pese.

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AMIA, terrorismo y Derechos Humanos 27 años después

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