Según estadísticas oficiales iraníes, cada año se celebran allí 180.000 matrimonios infantiles. Aparte de los abusos físicos y sexuales que padecen las muchachas forzadas a casarse, muchas de ellas sufren también maltrato psicológico. “A los ocho años, mis padres me dijeron que nos sentáramos para tener una seria conversación”, dijo Nushin durante la entrevista. “Aún recuerdo cómo le temblaba la voz a mi madre. Me dijo que en dos días iba a ser parte de una bendición religiosa islámica. Mi padre me insistió en que me comportara, en que no montara una escena. Yo estaba confundida, pero confiaba en ellos, en que me estaban diciendo la verdad. Confié en ellos hasta el momento en que me pusieron una alianza en el dedo y me convertí en la esposa de un hombre de 43 años”. Nushin, que ahora tiene 19 años, es madre de tres hijos.
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