La desaparición del periodista saudita, Jamal Khassoggi, en el consulado saudita en Estambul constituye un evento dramático que deja entrever las profundas grietas tectónicas que dividen al mundo del islam sunita. Los enemigos de Arabia Saudita, entre ellos el canal qatarí Al Jazeera, están haciendo un verdadero festival. Turquía deja trascender cada día un nuevo detalle del asesinato, para que el escándalo no abandone los titulares. Es que Ankara tiene cuentas pendientes con Riad. Turquía conforma, con Qatar y Hamás, el bloque adscripto a la corriente ideológica de los Hermanos Musulmanes. Mientras, que Arabia Saudita, adepto a la versión puritana wahabita del islam, encabeza un bloque rival de países del Golfo, en alianza con Egipto, Jordania y Mauritania.

Fuente: http://www.cciu.org.uy/

Israel, Irán y la crisis saudita

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