Los palestinos tienen la costumbre de festejar en las calles cada vez que Israel es atacado o un judío es asesinado por terroristas, y es difícil, si no imposible, encontrar a un alto funcionario palestino que esté dispuesto a criticar a su propio pueblo por celebrar atentados terroristas. Crédito foto: Hazem Bader/AFP, vía Getty Images

Los palestinos tienen la costumbre de festejar en las calles cada vez que Israel es atacado o que un judío es asesinado a mano de terroristas. Las últimas celebraciones tuvieron lugar el 1 de octubre de 2024, cuando Irán lanzó cientos de misiles balísticos contra el Estado judío. Ocurrieron a pesar de que algunos misiles cayeron en zonas palestinas de la Margen Occidental e, incluso, que la única persona muerta fue, irónicamente, un palestino en la ciudad de Jericó. En un pueblo de la Margen, hasta erigieron un monumento de la cola de un misil iraní.

Festejos similares brotaron allí, en la Franja de Gaza y en numerosos países cuando Irán lanzó su primer ataque directo con misiles y aviones no tripulados contra Israel en abril. Según un informe del Tehran Times iraní:

“También fue una noche de insomnio en Ramala y otras ciudades de la Cisjordania ocupada, que vio a multitudes excitadas de palestinos reunirse en las calles y señalar a los cielos en medio de las visibles estelas de misiles iraníes volando, con un ambiente de celebración hasta las primeras horas de la mañana del domingo.”

Las mayores celebraciones se produjeron hace un año, el 7 de Octubre de 2023, cuando miles de terroristas de Hamás, respaldados por Irán, y palestinos de a pie invadieron Israel desde la Franja de Gaza y asesinaron a 1.200 israelíes. Durante el ataque, miles de israelíes fueron violados, torturados y quemados vivos, mientras que otros más de 240 fueron secuestrados. Un año después, 101 siguen en manos de Hamás.

Un video de Al Jazeera, cadena de televisión de propiedad qatarí, titulado “Palestinos exultantes con la operación Inundación de Al-Aqsa (nombre con el que Hamás describe el 7 de Octubre)” mostraba celebraciones en Gaza y la Margen Occidental. El canal de televisión libanés Mayadeen, afiliado al régimen iraní, emitió un reportaje sobre las celebraciones donde podía ver cómo en Nablús se repartieron caramelos y en Yenín se dispararon armas “en señal de júbilo”. También se pudo ver a una niña agitando un fusil y una pistola en el aire.

El activista palestino Omar Assaf elogió el ataque de Hamás: “La resistencia ha demostrado hoy, una vez más, que la única opción que apoya el pueblo es la resistencia y la confrontación, y ha demostrado, una vez más, que esta ocupación es más débil que una tela de araña, como dijo [el líder de Hezbolá] Hassan Nasrallah”.

En 2004, miles de palestinos se echaron a las calles de la Franja para celebrar un atentado suicida que mató a 16 personas en el sur israelí. Los celebrantes, cuyo número se calcula en unos 20.000, lanzaron dulces al aire y corearon consignas en apoyo de Hamás, que se atribuyó el ataque.

También se alegran, los palestinos, de que los estadounidenses sean blanco del terror. Mientras Israel declaraba un “día de luto nacional” en solidaridad con Estados Unidos tras los atentados del 11-S, los palestinos mostraron su contento repartiendo caramelos, disparando armas al aire y coreando Allahu Akbar (Alá es el más grande).

Desde entonces, la Autoridad Palestina (AP) conmemora los atentados del 11-S con caricaturas que glorifican al líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, o que burlan y atacan a Norteamérica. Los medios de comunicación oficiales de la AP hicieron un esfuerzo concertado para fustigar a Estados Unidos echando sal en sus heridas más sensibles y presentándolo como el mal, mientras utilizaban, señalándolos como víctimas, a palestinos, árabes y musulmanes.

En una viñeta palestina, Bin Laden aparece haciendo el signo de la victoria con sus dedos, que representan a las Torres Gemelas en llamas junto a un avión a punto de estrellarse contra ellas. En otra caricatura, la AP se burlaba de EEUU al representar al Tío Sam huyendo despavorido de la fecha “11 de Septiembre”.

Tras las atrocidades del Sábado Negro, un alto funcionario palestino repitió la acusación de que Washington sabía de los atentados del 2001 pero quería que ocurrieran: “Ellos [Israel] sabían de esto [el atentado del 7 de Octubre] y guardaron silencio porque querían que ocurriera, igual que hizo su maestro [Estados Unidos] en los atentados del 11 de Septiembre de 2001 (Adnan Al-Damiri, miembro del Consejo Revolucionario de Fatah, Facebook, 20 de diciembre de 2023)”.

Es difícil olvidar que los palestinos también celebraron cuando el dictador iraquí Sadam Husein disparó misiles Scud contra Israel hace más de 30 años. Esto es lo que The Washington Post escribió sobre las celebraciones de entonces:

“Cuando los misiles iraquíes cayeron sobre la llanura costera de Israel el viernes y el sábado, los residentes palestinos se acurrucaron en habitaciones selladas con cinta adhesiva y paños empapados en lejía, por si las ojivas contenían agentes químicos mortales. Sin embargo, cuando oyeron el ruido sordo de las explosiones, vitorearon al presidente iraquí Saddam Hussein…

‘Estábamos contentos. Un poco asustados, quizá, pero sobre todo contentos’, dijo May, un tendero, durante una pausa de dos horas en el toque de queda militar impuesto hoy por las fuerzas de ocupación israelíes. Amer, un chico de 15 años que se encontraba cerca, añadió: ‘Es maravilloso que los misiles caigan sobre Tel Aviv’….

Dos reporteros occidentales en busca de opiniones fueron rápidamente rodeados por palestinos en una calle del centro de la ciudad. Todos los que pasaban por allí, al parecer, querían expresar su admiración por Sadam. La mayoría parecían llenos de emoción. ‘Sadam está ganando, claro que está ganando’, dijo Sammy, de 27 años, empleado en un campo de refugiados de las Naciones Unidas. ‘Porque sigue luchando. Está luchando contra 28 países, y después de dos días ha disparado 11 misiles contra Tel Aviv, con precisión. Esto es una victoria’”.

Es difícil, si no imposible, encontrar un solo alto cargo palestino que esté dispuesto a criticar a su propio pueblo por celebrar atentados terroristas. También es difícil, si no imposible, encontrar a uno dispuesto a condenar las atrocidades y masacres del 7 de Octubre. Tienen un motivo de peso para no pronunciarse: temen ser asesinados por sus propios gobernados.

El mes pasado, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, en un discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, ignoró el ataque de Hamás y, en su lugar, acusó a Israel de cometer “masacres”, “crímenes” y “genocidio” contra los gazatíes. Huelga decir que Abás también desdeñó que un grupo populoso de palestinos expresó su apoyo al atentado del 7 de Octubre, saliendo a la calle para vitorear el brutal asesinato en masa de mujeres, niños y ancianos israelíes.

Dirigentes palestinos carentes de valor (o voluntad) para denunciar el terrorismo nunca podrán pedir a los suyos que reconozcan el derecho del Estado judío a existir. Mucho menos a hacer las paces con él. Palestinos que festejan el asesinato de sus vecinos no están preparados para un Estado propio, que sin duda utilizarían como trampolín para masacrar a más judíos e intentar destruir su país.

No hay excusas para festejar asesinatos. Una sociedad que aplaude el homicidio nunca será un socio para la paz. La verdadera paz sólo será posible cuando los mandatarios palestinos valoren más preservar vidas palestinas que celebrar muertes judías.

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La tradición palestina de celebrar muertes judías

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