A pesar de que la comunidad judía de Munich vive en un periodo de renacimiento cultural y gran dinamismo, sobre todo tras la llegada de varios miles de judíos procedentes de la extinta Unión Soviética, el Holocausto dejó profundas heridas en esta comunidad que aun supuran.

La comunidad judía de Munich es una de las más antiguas de Alemania y me atrevería a decir que de Europa y que, como tantas otras, su historia está dividida entre antes y después del Holocausto, en que descendió numéricamente, sus instituciones fueron cerradas y la vida se apagó súbitamente hasta recuperarse en los años noventa con la llegada de miles de judíos de la extinta Unión Soviética a Alemania.

Pero antes de hablar del presente conviene que repasemos la historia pretérita. En la enciclopedia Wikipedia hemos encontrado algunas noticias de esta comunidad: “En 1210, Luis I,duque de Baviera, permitió a los judíos construir una sinagoga y adquirir un cementerio en 1225. La calle de los judíos pronto se convirtió en un gueto, más allá del cual a los judíos no se les permitió vivir hasta 1440; el gueto contenía, además de la sinagoga, una casa comunal, un baño ritual, un matadero y un hospital. En la segunda mitad del siglo XIII, la comunidad había aumentado a 200. Los judíos bávaros habían prestado dinero a Otón I, duque de Baviera, alrededor de 1180 para construir el Landshuth, y recibieron a cambio privilegios especiales, que fueron confirmados por Luis I, quien en 1230 les concedió el derecho a elegir al llamado “juez de los judíos”.

En ese siglo ocurrió un pogrom después de que “un niño cristiano fue encontrado muerto y muchos judíos fueron asesinados como venganza”, en 1286, según fuentes de la época y generalmente con esos falsos pretextos comenzaban las matanzas de judíos en numerosas partes de Europa. Un par de siglos más tarde, en 1442, los judíos fueron excluidos de la Alta Baviera, incluida Munich y muchos de ellos expulsados.

Después de esos hechos, tal como hemos podido leer en la Jewish Virtual Library, “Durante la Peste Negra (1349), la comunidad fue nuevamente aniquilada. Sin embargo, en 1369 hubo judíos en la ciudad una vez más, y en 1375 el duque Federico de Baviera les concedió (y a los demás judíos residentes en la Alta Baviera) el privilegio de pagar derechos de aduana al mismo tipo que los no judíos. Algunos años más tarde, los judíos planearon la construcción de una sinagoga y un hekdesh, pero sus planes no parecen haberse realizado. La remisión de las deudas contraídas con los judíos ordenada por el emperador Wenceslao (1378-1400) dio como resultado que los judíos de Munich perdieran todos sus bienes. También sufrieron severamente en 1413, cuando fueron acusados de profanar una hostia sagrada”.

En 1416, la pequeña comunidad recibió algunos privilegios, incluido el permiso para adquirir un terreno para un cementerio; en 1432, cuando el duque Alberto III intentó imponer un impuesto especial a los judíos de Munich, los resultados fueron decepcionantes. El clero logró que todos los judíos de la Alta Baviera fueran expulsados en 1442, y ocho años más tarde, también fueron expulsados de la Baja Baviera, donde se habían refugiado temporalmente. El duque Alberto entregó la sinagoga de Munich (en la actual Gruftgasse) a Johann Hartlieb, un médico, y posteriormente se convirtió en una iglesia. Durante casi tres siglos, los judíos fueron excluidos de Munich y Baviera, aunque puede haber habido algunos períodos en los que se les permitió residir, como se puede deducir de una renovación de la prohibición anunciada en una ordenanza policial de 1553.

Los judíos no volvieron a asentarse en Munich hasta finales del siglo XVIII (en 1781 eran 53 y en 1790, 127). Se calcula que la población judía en 1875 era de entre 3.500 y 4.000 personas y en 1910, tras la inmigración de judíos orientales tras el estallido de pogromos en Rusia, unos 11.000. En 1910, el 20% de los judíos de Baviera (unas 11.000 personas) vivían en la capital bávara.

DE LA FUNDACION DEL CEMENTERIO AL HOLOCAUSTO

Hasta el establecimiento formal de una comunidad judía en Munich en 1815, los judíos de Munich enterraban a sus muertos en el cementerio judío de la calle Kriegshaber/Pfersee,  donde están enterrados los primeros líderes y rabinos de la comunidad todavía no oficial en Munich, como Shimon Wolf Wertheimer, hijo primogénito del famoso rabino y judío de la corte imperial en Viena, Shimshon Wertheimer, o Abraham Uhlfelder, cuyos descendientes establecieron en la capital de Baviera el famoso almacén Uhlfelde y, en el siglo XIX, el erudito rabino Loeb Gumperts, en septiembre de 1815.

El Viejo Cementerio Judío se inauguró en 1816 en la calle Thalkirchner 240, en el barrio de Sendling, en Munich, pero debido al rápido crecimiento de la comunidad judía, el cementerio se amplió en 1854, 1871 y, finalmente, en 1881. Un año más tarde, la antigua casa tahará fue demolida y sustituida por otra mucho más grande en el extremo sur del cementerio. Un cuarto de siglo más tarde, cuando ya no había más posibilidades de ampliación, la comunidad judía adquirió un terreno para otro cementerio en el barrio de Freimann. Desde entonces, el ahora antiguo cementerio se ha utilizado solo esporádicamente.

El cementerio ahora está dividido en 35 sectores, también irregulares, no numerados de manera del todo lógica en el suelo, marcados por pequeñas piedras angulares. El sector 11 en el centro del cementerio es la parte más antigua, alrededor de la cual con el tiempo se ha ido ampliando en etapas.

Además de los numerosos miembros de las familias Strauss, Hirsch, Gereuth, Aufhaeuser, Einstein, Schuelein, Obermayer, Feuchtwanger, Westheimer y Wertheimer, también se encuentran lápidas de rabinos como Hirsch Aub (1795-1875) o el Dr. Josef Perles (Peretz ben Baruch Ascher) 1835-1894), que desde 1871 hasta su muerte fue rabino de la Cultusgemeinde de Munich y autor de numerosos artículos profundos sobre la historia y la religión del judaísmo, por ejemplo sobre ” El libro de recuerdos de Pferse” (1873) o sobre “La epístola de Kalonymos ben Kalonymos a Josef Caspi” (1879). Sin embargo, el nombre más destacado en el antiguo cementerio judío de Munich es probablemente el de Karl Marx, pero, por supuesto, es solo una coincidencia que dos personas lleven el mismo nombre.

El cementerio cuenta con unas 5.300 tumbas, muchas de las más antiguas, de principios del siglo XIX, no están bien conservadas. Sin embargo, la vegetación arbórea, a veces densa, sólo en casos excepcionales afecta a las lápidas existentes lo que en otros lugares, por desgracia, a veces es bastante diferente. Esto es un argumento a favor de un cuidado continuo del cementerio, que se encarga desde 1917 la familia de la señora Johanna Angermeier, que es responsable del cementerio desde 1965. Lleva un libro de tumbas compilado en orden alfabético aproximado desde 1882, basado en un libro más antiguo que ahora se ha perdido.

El periodo de esplendor de la comunidad judía de Munich es entre finales del siglo XIX, en que ya gozan de todos sus derechos los hebreos, y principios del siglo XX, concretamente hasta el final de la Primera Guerra Mundial, tal como hemos podido leer en Jewish Virtual Library:”Los judíos ocuparon un lugar destacado en la vida cultural de Munich, centro de las artes alemanas, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX , y además estaban representados en los asuntos políticos de Baviera de forma más equitativa que en otros estados alemanes”.

Sin embargo, este ambiente favorable a los judíos se vio truncado por la aparición del antisemitismo y el ascenso del nazismo en la ciudad de Munich, la cuna del nacionalsocialismo de Hitler, tal como relataba La Agencia Telegráfica Judía el 15 de enero de 1923:

“Los judíos aterrorizados están retirando sus depósitos de los bancos de Munich y abandonando la ciudad, como consecuencia de la creciente agitación de Adolfo Hitler y sus seguidores entre los fascistas bávaros contra los judíos y los extranjeros… La agitación que se venía desarrollando desde hacía tiempo en toda Baviera llegó a su punto álgido con la ocupación francesa de la región del Ruhr, que el señor Hitler aprovechó como una oportunidad para fomentar el chovinismo y el antisemitismo. El viernes, muchos de los partidarios de Hitler marcharon por la ciudad de Munich, invadieron hoteles y cabarets, buscando atacar a los extranjeros y a los judíos”.

Los estallidos antisemitas esporádicos caracterizaron los años veinte hasta la toma del poder por los nazis en 1933, cuando Reinhold Heydrich y Heinrich Himmler tomaron el control de la policía; el primer campo de concentración, Dachau, se erigió cerca de Munich. En ese momento, la comunidad contaba con 10.000 personas, incluida una comunidad ortodoxa independiente y muchas organizaciones culturales, sociales y caritativas. Los judíos de Munich fueron sometidos a actos particularmente crueles y continuos de profanación, discriminación, terrorismo y boicots, pero respondieron con un renacimiento cultural y religioso judío.

Entre 1933, año de la llegada de Hitler al poder, y el 15 de mayo de 1938, unos 3.574 judíos abandonaron Munich. El 8 de julio de 1938, por orden expresa de Hitler, se derribó la sinagoga principal. Durante la Noche de los Cristales Rotos se quemaron dos sinagogas, se detuvo a 1.000 judíos varones que fueron internados en Dachau y uno fue asesinado. El centro comunitario fue saqueado por completo. Durante la guerra, un total de 4.500 judíos fueron deportados de Munich (3.000 de ellos a Theresienstadt); sólo unos 300 regresaron y 160 lograron sobrevivir a la guerra en Munich.

La comunidad judía de Munich inició un rápido proceso de reconstrucción después de la Segunda Guerra Mundial. En 1945, se fundó una nueva comunidad formada por antiguos prisioneros de campos de concentración, refugiados, desplazados y judíos locales. En los cinco años siguientes al final de la guerra, unos 120.000 judíos, refugiados y desplazados pasaron por Munich en su camino hacia Israel. En 1946 eran 2.800 los judíos que vivían en Munich. La comunidad aumentó de 1.800 personas en 1952 a 3.522 en enero de 1970 (el 70% de los judíos bávaros).

Pero el gran crecimiento de la comunidad de Munich, pero también de Alemania llegó en 1991, con la desintegración de la Unión Soviética y la consiguiente salida de miles de judíos hacia Israel, Alemania y otros países occidentales.  La comunidad judía de Munich, que en 1989 contaba con 4.050 miembros, en 1995 con 5.000 y en 2004 con 9.097, es la segunda comunidad judía más numerosa de Alemania. Hoy en día Munich cuenta con un gran centro judío, que es en realidad un gran complejo que alberga un gran salón comunitario, jardín de niños, escuela primaria, centro juvenil, biblioteca, oficinas, la sinagoga Ohel Jakob y un museo judío. Seguramente, dado su crecimiento y dinamismo, la comunidad ya podría superar los 10.000 miembros, una gran noticia tras decenas de años de destrucción, decadencia y ocaso del mundo judío en la capital de Baviera.

La entrada Historia de la comunidad judía de Munich y su viejo cementerio se publicó primero en CCIU.

Fuente: http://www.cciu.org.uy/

Historia de la comunidad judía de Munich y su viejo cementerio

Deja una respuesta