La Esc. Esther Mostovich de Cukierman, habitual colaboradora del CCIU, nos deja un hermoso cuento referido a Iom Kipur un relato originalmente escrito en idish y que cuenta lo vivido por nuestros ancestros en Europa. En la imagen: Isaac Leib Peretz (Polonia, 1852 – 1915)

Este cuento de Iom Kipur fue escrito en idioma Idish1 a principios del siglo XX.  Describe el entorno que vivieron mi padre, mis abuelos y los padres y abuelos de muchos de nosotros en el viejo hogar europeo. Al mismo tiempo, es un relato de enorme actualidad.

A principios del siglo XIV Polonia era un país muy poco poblado, con campesinos que no sabían leer o escribir y creían en los dioses de la naturaleza. La novela “El rey de los campos” de Isaac Bashevis Singer (1902- 1991) relata magistralmente esa forma de vida primitiva en la Polonia medieval.

El rey Casimiro III el Grande (1309- 1370) y a partir de él, varios reyes posteriores, invitaron a venir a su despoblado país a los artesanos, los negociantes y los que sabían manejar la Banca. Llegaron así a Polonia familias enteras de todas las religiones: católicos, protestantes calvinistas y luteranos, unitarios, armenios, tártaros musulmanes, judíos ortodoxos, jasídicos, caraítas y también se instalaron sacerdotes, pastores, rabinos y yeshivot (academias rabínicas). La población judía aumentó considerablemente con la llegada de los expulsados de España a partir de 1492 y de Portugal en 1497. Polonia además pasó por tres particiones políticas que la colocaron bajo uno u otro gobernante, pero los judíos vivieron más o menos igual con cualquiera de esos gobernantes.

En el siglo XIX, en la gran Rusia de los zares, Nicolás I obligó a los judíos a irse de las ciudades y radicarse en los pueblos y aldeas de la “Zona de asentamiento”.  Además ordenó para los judíos un servicio militar obligatorio de 25 años. Muchos muchachos judíos quedaron atrapados de por vida en ese servicio. Hubo quienes se escaparon como pudieron, algunos a costa de lesionarse voluntariamente, otros lograron inmigrar a Nueva York, mi abuelo materno llegó a la Argentina.

Los pogroms (ataques violentos) de 1881 empeoraron la forma de vida en los pueblos y aldeas de Polonia. Las hordas de tropas irregulares, dirigidas por algún jefe cosaco, irrumpían en las poblaciones, robaban lo que podían, incendiaban las casas, degollaban y violaban especialmente en el barrio judío, sin que   el gobierno ni la policía hicieran nada para detenerlos. La gente mayor de la comunidad judía se negaba a defenderse o actuar de manera violenta, pero la reacción de los jóvenes  judíos fue muy fuerte: abandonaron las yeshivot y la educación judía ortodoxa para lanzarse a la lucha revolucionaria, a los discursos incendiarios sosteniendo la defensa de los obreros y las ideas nacionalistas judías, ya fueran socialistas, bundistas, sionistas, anarquistas, comunistas …  aun sabiendo que por cualquiera de esos discursos los mandaban directamente a la cárcel o al destierro.

Los nuevos autores judíos, los que escribieron “literatura moderna” en esos tiempos, tomaron la pluma para escribir sobre la gente pobre, oprimida y despreciada, que vivía aplastada por las condiciones políticas y económicas. En ese preciso movimiento se sitúa la literatura moderna en idish, con tres escritores que si bien vivieron prácticamente en los mismos años, se los llama “el abuelo, el padre y el hijo”, el trío famoso de la literatura idish: Mendel Mojer Sforim (1836-1917), seudónimo de Sholem Yankev Abramovitsh, al que llaman el “abuelo” de la moderna literatura idish. En 1856 publica la novela Dos kleyne mentshele ( el pequeño hombrecito) . En este libro se presenta el personaje de varias de sus obras: Mendel Mojer Sforim (Mendel el vendedor de libros).

Sholem Rabinovich, (1859-1916) más conocido por su seudónimo, Sholem Aleijem, es llamado el “padre” de la moderna literatura idish. Publicó “Tevie el lechero” (con el título inicial de “Las hijas de Tevie” y varias obras más.

Itzjok Leibush Peretz (1852-1915) es llamado “el hijo”. El fue quien introdujo en la literatura idish las técnicas modernistas que descubrió en sus copiosas lecturas de la narrativa en los idiomas europeos: alemán, inglés, francés, polaco, ruso. Escribió fundamentalmente relatos breves, cuentos cortos y cortísimos.

Estos tres autores comenzaron escribiendo en hebreo pero su voluntad de llegar a las masas del pueblo los llevó a escribir en idish, el lenguaje diario de los judíos de Europa Oriental. Con estos escritores, el idish pasó de ser un lenguaje coloquial a un idioma literario, que incluye bastantes hebraísmos, (palabras escritas en hebreo que se leen en idish con la pronunciación “ashkenazy” de Europa Oriental). En la pluma de estos escritores idealistas, el Idish pasó a ser idioma de lucha política, unión y protesta.

A Itzjok Leibush Peretz se le atribuye ser “la voz literaria de la clase judía obrera”. En el medio de la pobreza en que vivían, el autor describe la belleza moral, las verdades sinceras y la Fe profunda de mucha gente simple, impulsando a sus lectores a no contentarse simplemente con sobrevivir. Peretz quiso y logró despertar en su público lector, la voluntad para luchar y emanciparse.

Este es un cuento de I.L. Peretz que se sitúa en alguna celebración de Iom Kipur. Encontré la traducción del cuento al castellano en mi casa, impreso en papel de computadora, en una hoja arrugada. Es muy posible que la traducción sea de mi marido, David, Z’ l ‘. Leo el texto y lo siento contemporáneo hoy, más que nunca.

Dejo a los lectores que piensen ¿por qué?

El viejo rabino

Cuento de Itzig Leibush Peretz

Toda la colectividad ya está congregada en la sinagoga, todos los hombres tienen puestos los amplios ropajes blancos, y encima de éstos los talesim. (chales de oración)

Con quejas y lamentos rezan las oraciones que preceden al Kol Nidré (todos los pecados. Antigua oración escrita en idioma arameo, cuyo autor se desconoce). Por fin, éstas terminan y reina el más profundo silencio.

Chispean centenares de velas de cera pura. Al frente está el Jazán (cantor litúrgico) con el coro. Se está por dar comienzo al Kol Nidré, y sin embargo, el viejo rabino no ha llegado aún. ¿Dónde estará? ¿Qué puede haber ocurrido? El más anciano de la colectividad manda al schames (portero y encargado de la sinagoga) a casa del rabino, pero el hombre la encuentra herméticamente cerrada, sin que se vea a persona alguna en su interior. ¿Dónde está el rabino?

Hace un rato bastante largo, que el viejo rabino ha abandonado su vivienda. En su camino hacia la sinagoga pasa frente a una casa solitaria, una pobre cabaña al final de la calle. Del interior le sale al encuentro un llanto, y una voz infantil que se deshace en lamentos:

–¡Ayúdame, Dios mío!

El viejo rabino se acerca y abre la puerta.  Ve sentada a una pequeña jovencita, que lleva en sus brazos a un niño de pecho que llora desesperadamente.

– ¿Qué te pasa, hija mía?, pregunta el rabino.

–Mis padres han ido a rezar; yo estoy sola con mi hermanito que llora mucho y no sé cómo consolarle.

–Anda y llama a tu madre; yo me voy a quedar mientras tanto con tu hermanito, dice el rabino.

La niña dio un salto y se precipitó afuera, en busca de su madre. Pero en este día la sinagoga estaba repleta de mujeres y necesitó mucho tiempo hasta dar con ella.

Presurosa llegó la mujer con su hijita a casa, y ¡cuál no sería su asombro al encontrar ahí al rabino, al viejo rabino, vestido con su ropaje blanco y con el chal de oraciones encima, teniendo en sus brazos a su pequeño hijito! Y como si hablara con el niño, el rabino rezaba el Kol Nidré, y la criatura reía a través de sus lágrimas al mirar la cara bondadosa del anciano, y jugaba con lo rulos de su larga barba gris.

El rabino entregó el niño a la conmovida madre, y con paso rápido se encaminó hacia la sinagoga.

Al entrar en la casa de oración, toda la congregación se dirigió hacia él: todos quisieron saber la causa de su tardanza tan prolongada. El rabino informó a los concurrentes de lo sucedido y luego agregó: “Nosotros los adultos, hemos de llorar y de lamentarnos, puesto que hemos pecado contra el Señor, pero, ¿por qué tienen que llorar las criaturas que aún no han cometido nada malo?”

1 Idish: Idioma alemán medieval con mezcla de palabras hebreas, todo escrito en alfabeto hebreo, que hablaron y escribieron los judíos de Europa Oriental desde hace unos mil años hasta que en la 2ª. Guerra Mundial del siglo XX los nazis liquidaron a seis millones de judíos europeos.

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Fuente: http://www.cciu.org.uy/

Un cuento para Iom Kipur    

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