Enlace Judío México- por Lydia Ramis

Raoul Gustav Wallenberg fue un diplomático sueco que no pudo ignorar la barbarie del Holocausto, y decidió actuar. Su trabajo para salvar a miles de judíos es un ejemplo para las generaciones actuales. Cuando ocurren cosas tan espantosas como la Shoá, no podemos mirar hacia otro lado, debemos actuar y ayudar. Eso es lo que hizo él. En esta entrevista Danny Rainer brinda una visión más cercana de su historia y destaca que Uruguay homenajeó su figura poniendo su nombre a un liceo de Montevideo.

Nacido en  Lidingö, (Suecia) 4 de agosto de 1912 – Moscú, 16 de julio de 1947,  fue un diplomático sueco miembro de la prestigiosa e influyente familia Wallenberg. En las últimas etapas de la Segunda Guerra Mundial, trabajó incansablemente y corrió grandes riesgos para salvar a miles de judíos húngaros del Holocausto. Fue arrestado por los soviéticos tras la entrada del Ejército Rojo en Budapest, alegando que era un espía estadounidense. Falleció estando aún bajo su custodia y su muerte es hasta el día de hoy motivo de controversia.​

En 1931, Wallenberg viajó a los Estados Unidos para estudiar Arquitectura en la Universidad de Míchigan, donde también aprendió ruso, graduándose en 1935. Al regresar a Suecia, su abuelo le consiguió un trabajo en Ciudad del Cabo (Sudáfrica), donde trabajó para una compañía sueca dedicada a la venta de materiales de construcción.

Ese mismo año fue a trabajar a una filial del Banco Holandés en Haifa, entonces bajo el Mandato Británico de Palestina, donde hizo amistad con judíos húngaros. Regresó a Suecia nuevamente en 1936 y aceptó trabajar en The Central European Trading Center. La firma pertenecía al judío Koloman Lauer, a quien le estaba prohibido el ingreso a ciertas partes de Europa, por lo que en esos casos Wallenberg tomaba su lugar. Fue entonces cuando Wallenberg aprende a conversar con los nazis y a entender su forma de pensar.

Usó su estatus diplomático para salvar a muchos judíos húngaros entregándoles pasaportes protegidos (SchutzPass), que los identificaban como suecos en espera de repatriación. Aunque estos documentos no eran legalmente válidos, lucían impresionantemente como oficiales y por lo general eran aceptados por las autoridades alemanas y húngaras.

No obstante, en algunos casos se necesitó también la ayuda de sobornos. Asimismo, Wallenberg alquiló algunas casas para los refugiados judíos con fondos de la embajada y les puso en la entrada letreros falsos en los que se leía “Biblioteca de Suecia” o “Instituto Sueco de Investigaciones”. Albergó también a otros refugiados en las delegaciones suecas de Budapest.

Wallenberg negoció hábilmente con oficiales nazis como Adolf Eichmann y el comandante de las fuerzas armadas alemanas en Hungría, el general Gerhard Schmidhuber, y consiguió que cancelaran las deportaciones a los campos de concentración alemanes, entregándoles una nota de su amigo fascista Pal Szalay en la que los amenazaba con ser procesados por crímenes de guerra.

Esto fue sólo dos días antes de la llegada del Ejército Rojo a Budapest. Gracias a una red informativa que supo tejer, conocía las fechas en que los judíos iban a ser transportados a campos de exterminio. Personalmente se encarga de detener trenes destinados a Auschwitz, logra recuperar condenados de las “marchas de la muerte” e impide la labor del antisemita Partido de la Cruz Flechada, que apoyaba a los alemanes.​

Wallenberg ha sido reconocido como Justo entre las Naciones por la organización israelí Yad Vashem por haber salvado personalmente la vida de miles de judíos húngaros. Una historia apócrifa lo acredita como el responsable de haber conseguido que un general alemán ya sea persuadido o amenazado, ignorara las órdenes directas de Adolf Hitler, en las que le encargaba la destrucción de los guetos y el asesinato de sus habitantes, los cuales se encontraban ya en los últimos y desesperados días previos a la liberación de Budapest.

De ser cierta esta historia, el número de personas salvadas por Wallenberg se incrementaría a alrededor de 100.000. Cuando los rusos finalmente liberaron la ciudad encontraron a 97.000 judíos viviendo en dos guetos de Budapest. En total, de la población judía de 330.000 habitantes previos a la guerra, lograron sobrevivir 120.000. Entre los supervivientes se encontraría el químico de renombre Gabor Somorjai, que en la fecha de la ocupación contaba con 9 años de edad, y su familia.​

Wallenberg fue arrestado por el SMERSH el 17 de enero de 1945 en Budapest, bajo supuesta sospecha de ser un espía que trabajaba para los Estados Unidos. Hasta el día de hoy el gobierno estadounidense rehúsa confirmar o negar este hecho. Wallenberg fue trasladado secretamente a la Unión Soviética y llevado a la prisión de Lubyanka en Moscú, junto con su chófer Langfelder, y luego transferido a la prisión de Lefórtovo por otros dos años.

El 6 de febrero de 1957 a causa de una gran presión internacional, los soviéticos mostraron unos documentos oficiales que tenían en sus archivos donde decía “el prisionero conocido por ustedes como Wallenberg, murió anoche en su celda”. El documento, con fecha del 17 de julio de 1947, estaba firmado por Smoltsov, el entonces jefe de la prisión de Lubyanka. La nota fue dirigida a Víktor Abakúmov, ministro de seguridad soviética. Sin embargo el gobierno soviético nunca explicó por qué no sacaron esta información al público.

Durante y después de la II Guerra Mundial muchos prisioneros de guerra alemanes de la SS Schutzstaffel y miembros del Ejército Ruso de Liberación de Andréi Vlásov fueron encarcelados y murieron en la isla de Wrangel. Un preso que más tarde emigró a Israel, Efim Moshinski, afirma haber visto a Raoul Wallenberg allí en 1962.​

En Israel existe un gran número de calles, parques, bustos y placas en su honor.​ Su historia ha nutrido libros y películas, post mortem ha sido declarado “Justo entre las Naciones” por Yad Vashem, ha recibido el Premio Europeo de Derechos Humanos y la mayor condecoración del rey de Suecia. En  la entrada de la mayor sinagoga en Hungría, se encuentra una placa en honor a quien se suele denominar “El Ángel de Budapest”.​

Raoul Wallenberg fue honrado como ciudadano honorario de los Estados Unidos en 1981. En la sala de entrada de visitantes del Capitolio en Washington se encuentra un busto en su honor. En Montevideo, Uruguay, un colegio público lleva su nombre, el Liceo N.º 53 Raoul Wallenberg.

Existe una organización no gubernamental sin fines de lucro, denominada Fundación Internacional Raoul Wallenberg con sedes y corresponsalías en Nueva York, Roma, Tel Aviv, Buenos Aires, Berlín, Río de Janeiro y Londres, cuya misión es desarrollar proyectos educativos y de divulgación que promuevan el ejercicio de los valores de solidaridad y coraje cívico.

Danny Rainer es vicepresidente de la Fundación Internacional Raoul Wallenberg (FIRW) y encabeza la filial israelí de dicha ONG, desde Tel Aviv. La FIRW tiene sede en Nueva York y su misión es la de preservar y difundir el heroico legado del diplomático sueco homónimo, responsable de la salvación de decenas de miles de judíos húngaros durante la segunda guerra mundial.

La Fundación Wallenberg fue creada por Baruj Tenembaum, judío-argentino, nacido en Las Palmeras, Santa Fe (parte de las colonias establecidas por el Barón Hirsch). Hoy en día, la institución está presidida por Eduardo Eurnekian, afamado empresario argentino de origen armenio.

En el marco de su labor, Rainer lideró equipos de investigación que revelaron los actos heroicos de salvadores hasta entonces desconocidos, como la polaca Stanislawa Slawinska, la húngara Karolina Reszeli y el armenio Harutyun Khachatryan, logrando su reconocimiento oficial por parte de Yad Vashem.

Rainer representó a la Fundación Wallenberg en diversos actos, como la presentación de la medalla Raoul Wallenberg a la otrora Primera Ministra de Dinamarca, Helle Thorning, en tributo a los héroes de su país que salvaron a casi todos los judíos daneses durante el Holocausto, así como en la proclamación de Albania como Casa de Vida por el rol jugado por el pueblo albanés durante la ocupación nazi, convirtiendo a su país en el único que al final de la guerra albergó a más judíos de los que tenía al principio del conflicto.

Danny Rainer nació en Buenos Aires, Argentina en 1957 y emigró a Israel en 1977. Licenciado en Química, con estudios de posgrado en Bioquímica y Administración de Empresas. Desde el 2008, voluntario de la FIRW. Casado con dos hijos y dos nietos. Hoy en día, después de retirarse de sus actividades privadas, dedica la mayor parte de su tiempo a la Fundación.

Hoy hablaremos con él para que nos cuente cómo funcionan y qué proyectos tienen.

P- ¿Puedes explicarnos cuál ha sido la trayectoria de la Fundación desde que tiene sede en Israel?

R- La filial israelí brinda apoyo a la sede central de Nueva York, haciendo hincapié en programas educativos que resaltan el legado de Raoul Wallenberg y de otros investigadores. Paralelamente, contamos con un equipo de investigadores voluntarios que han logrado sacar a la luz casos de salvadores desconocidos, muchos de los cuales han sido reconocidos por Yad Vashem como Justos entre las Naciones, merced a nuestra intervención

P-  ¿Crees en la versión de que en 1962 Raoul Fue visto en Israel?

R- No, creo que es una versión absolutamente infundada.

P- ¿Qué resaltarías de tu trabajo como vicepresidente?

R- Como hijo de una madre que logro sobrevivir el Holocausto, mi trabajo como voluntario de la FIRW me emociona a diario y me estimula intelectualmente. Trabajo con un equipo maravilloso de voluntarios y eso fortalece mi motivación.

P- ¿Qué proyectos tenéis actualmente?

R- Nuestro principal proyecto actual lleva el nombre de Casas de Vida. Se trata de lugares físicos en los cuales se brindó refugio a gente perseguida por los nazis durante el Holocausto, en su mayoría niños. Hasta la fecha hemos logrado identificar más de 500 sitios en Italia, Francia, Bélgica, Polonia, Hungría, Grecia, Dinamarca, Holanda y Albania y nuestra meta es, poco a poco, poder colocar una placa recordatoria en cada uno de esos lugares.

P- ¿Qué te gustaría a ti personalmente hacer para destacar la figura de Raoul Wallenberg?

R- Raoul Wallenberg fue un héroe singular. Habiendo nacido en el seno de una de las familias más poderosas de Suecia, podría haber vivido una vida de privilegio. Aun así, eligió con solo 32 años de edad, dedicarse a salvar las vidas de gente que no tenían nada en común con él, arriesgando la suya propia. La trágica paradoja es que este héroe, que salvó a tanta gente, se convirtió en víctima del Stalinismo, Desde el día de su arresto (17 de enero de 1945), sus huellas desparecieron de la faz de la tierra.

P- ¿En Israel está debidamente reconocida su figura, o se podría hacer más?

R- La figura de Wallenberg es reconocida en Israel, pero por supuesto se podría hacer más. Es verdad que fue declarado ciudadano honorario, hay calles, plazas y monumentos dedicados a él, pero la principal carencia es a nivel educativo. Creo que los jóvenes israelíes no conocen suficientemente su heroísmo.

P- Por último, ¿qué te gustaría decirles a los lectores sobre Raoul y lo que represento todo lo que hizo por los judíos?

R- Para mí, Raoul fue una de las figuras más destacadas del siglo XX. Fue alguien que con ingenio, audacia y compasión, logró salvar las vidas de decenas de miles de personas. Hoy en día, el mundo sigue convulsionado y nos vendría muy bien contar con más gente que siga su ejemplo.

Muchas gracias, Danny, por tu tiempo, ha sido un placer charlar contigo y conocer datos poco divulgados de Raoul y de ti. Shalom.

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Fuente: http://www.cciu.org.uy/

Entrevista a Danny Rainer, Vicepresidente de la Fundación Raoul Wallenberg en Tel Aviv. Mi madre sobrevivió al Holocausto

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