Fritz Kleinmann se propuso realizar una pequeña y triste investigación. Con solo 16 años fue detenido junto a su padre Gustav en octubre de 1939 y trasladado al campo de concentración de Buchenwald. ¿Su delito? Ser judío. Les acompañaron otros 1.033 hombres. Todos ellos también eran culpables del mismo ‘delito’. Fritz quería saber cuántos de esos compañeros de viaje habían sobrevivido a la sinrazón nazi después de la Segunda Guerra Mundial. Sólo pudo encontrar a unos 25. Menos del 2,5%. Un índice de supervivencia ínfimo. El sopetón de la realidad le dio de lleno. Anotó sus reflexiones y las dejó guardadas en un cajón. Pero Fritz y Gustav tenían algo más en común. Sobrevivieron juntos. Padre e hijo. Un caso extraordinario.

Fuente: http://www.cciu.org.uy/

Suerte, amor y esperanza en el horror nazi

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