En las primeras décadas posteriores a su establecimiento, las relaciones del Estado de Israel con el mundo árabe estuvieron marcadas por un conflicto sangriento, resultado de la negativa árabe a aceptar su existencia y su percepción de Israel como un emisario del mundo occidental en el corazón del Medio Oriente. Los estados árabes se opusieron al Plan de partición de las Naciones Unidas para Palestina de 1947 e invadieron su territorio en un esfuerzo por frustrar su establecimiento. Pero en el contexto de todo esto, ahora está en marcha una revolución dramática. Setenta años después de su creación, Israel es un poderoso actor regional y, lo que es más importante, un país legítimo y aceptado, e incluso un aliado deseado ante los ojos de la arena árabe.
Fuente: http://www.cciu.org.uy/