Tal vez sea Arabia Saudita el país que siente más vergüenza del cuerpo humano, sobre todo del cuerpo de la mujer y la tenga, en consecuencia, en tan baja consideración. A diferencia de los puritanos de América del Norte que amaban el trabajo duro y eran básicamente demócratas, el puritanismo salafista saudí es la gallina vestida de blanco sentada sobre los huevos de oro del petróleo, encarnado en una sociedad de aristócratas del dolce far niente que lo compran todo sin cambiar un ápice de nada y que han esbozado un plan para que Israel y los estado musulmanes lleguen a la paz, si es posible definitiva. A simple vista el tema parece fácil, y desde luego esa idea es mejor que el rechazo frontal. Pero mirado de cerca el plan está lleno de agujeros negros.
Fuente: http://www.cciu.org.uy/