Un grupo de más de 1.000 personalidades de la cultura ha firmado una carta pública en la que expresa su rechazo contundente al boicot, acoso y exclusión dirigido hacia autores y entidades literarias judías e israelíes. Entre los que adhieren hay dos ganadoras del Premio Nobel de Literatura. Dicen que quienes llaman a apartar a los israelíes no condenan la mayor masacre de judíos desde el Holocausto. En la imagen: Herta Müller, Bernard Henri-Levy y Elfriede Jelinek

Esta declaración responde directamente a un reciente llamamiento de otros 1.000 profesionales literarios para boicotear instituciones culturales de Israel, argumentando que estas organizaciones serían cómplices de violaciones de derechos contra la población palestina.

Entre los firmantes de esta carta en rechazo al boicot se encuentran figuras destacadas como las premios Nobel de Literatura Herta Müller y Elfriede Jelinek, el filósofo Bernard Henri-Lévy, el novelista Howard Jacobson, el autor de best-sellers Lee Child, el periodista Yossi Klein Halevi, y las actrices Mayim Bialik, Debra Messing y Julianna Margulies. También la argentina Ariana Harwicz.

En su carta, los signatarios expresan su indignación y decepción al ver cómo miembros de la comunidad literaria hostigan y excluyen a colegas que rechazan adherirse a una narrativa unilateral contra Israel en el contexto del conflicto en Oriente Medio. “Independientemente de las opiniones de cada uno sobre el conflicto actual, los boicots a los creativos y a las instituciones creativas simplemente crean más división y fomentan más odio”, dicen.

La carta en rechazo al boicot se emite en respuesta a una iniciativa de boicot impulsada por un grupo de autores, entre quienes destacan la ensayista Naomi Klein, la novelista Sally Rooney y los Premios Nobel Abdulrazak Gurnah y Annie Ernaux. Este grupo llamó a boicotear a editoriales, festivales, agencias literarias y publicaciones israelíes, acusándolas de justificar y encubrir lo que consideran un sistema de ocupación y apartheid.

Los firmantes del boicot original exigen que las instituciones culturales se desvinculen de Israe, sumándose así a una serie de campañas internacionales que buscan aislar a Israel en el ámbito cultural. Frente a esta postura, los firmantes de la carta en rechazo al boicot consideran que tales acciones representan un acto de censura y una presión que solo ahonda la polarización, alejando toda posibilidad de diálogo en el entorno cultural.

“Pedimos a nuestros amigos y colegas de todo el mundo que se unan a nosotros para expresar su apoyo a los editores y autores israelíes y judíos, y a todos los festivales del libro, editoriales y agencias literarias que se niegan a capitular ante la censura basada en la identidad o las pruebas de fuego”, dicen los firmantes de esta segunda carta.

Los firmantes advierten que la exclusión de personas que no se adhieren a una condena exclusiva contra Israel crea una especie de “prueba de pureza ideológica” que distorsiona la moralidad y elude la realidad del conflicto. Expresan su preocupación por lo que consideran un ambiente hostil de censura, que limita el libre intercambio cultural y afecta gravemente los principios de pluralidad y diversidad que fundamentan la literatura y las artes.

Además, señalan que Israel se encuentra en una guerra existencial contra grupos como Hamás y Hezbolá, reconocidos como organizaciones terroristas por Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Europea, y sostienen que imponer una condena unilateral a Israel, sin considerar el contexto de estos conflictos, representa una distorsión de los hechos.

Los firmantes de la carta instan a colegas de la comunidad cultural mundial a mostrar apoyo a autores y editoriales israelíes y judías, así como a festivales, editoriales y agencias literarias que se niegan a ceder ante el boicot. Consideran que es una postura en defensa de la libertad de expresión y el pluralismo cultural. Asimismo, condenan el uso de tácticas históricas que buscan imponer una visión excluyente en el ámbito literario, y recuerdan episodios en los que sectores que intentaron imponer una “pureza moral” atacaron a individuos y grupos culturales en nombre de la rectitud ideológica. Los signatarios advierten sobre los peligros de estas tácticas de exclusión y persecución, que ponen en riesgo el diálogo y el intercambio de ideas en el ámbito artístico y literario.

La carta completa

Nosotros, los abajo firmantes, escritores, autores y profesionales de la industria del entretenimiento, rechazamos los llamamientos a boicotear a los escritores, editores, autores, festivales del libro y agencias literarias israelíes y judíos, así como a quienes los apoyan, trabajan con ellos o les sirven de plataforma.

Nos sigue sorprendiendo y decepcionando ver a miembros de la comunidad literaria acosar y condenar al ostracismo a sus colegas porque no comparten una narrativa unilateral en respuesta a la mayor masacre de judíos desde el Holocausto.

Israel está librando guerras existenciales contra Hamás y Hezbolá, ambos grupos terroristas designados por Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Europea.

La exclusión de cualquiera que no condene unilateralmente a Israel es una inversión de la moralidad y una ofuscación de la realidad.

La historia está llena de ejemplos de sectas, movimientos y cultos farisaicos que han aprovechado momentos efímeros de poder para imponer su visión de la pureza, para perseguir, excluir, boicotear e intimidar a aquellos con los que no estaban de acuerdo, que hicieron listas de personas con «malas» opiniones, que quemaron libros «pecaminosos» (y a veces a personas «pecaminosas»).

En el último año, se han cancelado apariciones previstas de autores judíos en librerías, se han rechazado anuncios de libros sobre Israel, se han clausurado lecturas de libros, se ha atacado a grupos literarios y los activistas han hecho públicas listas de autores «sionistas» a los que acosar.

Los instintos y motivaciones que subyacen a los boicots culturales, en la práctica y a lo largo de la historia, se oponen directamente a los valores liberales que la mayoría de los escritores consideran sagrados.

Boicotear a los autores y a quienes trabajan con ellos es antiliberal y peligroso.

De hecho, creemos que los escritores, los autores y los libros -junto con los festivales que los presentan- unen a la gente, trascienden fronteras, amplían la conciencia, abren el diálogo y pueden influir en un cambio positivo.

Creemos que cualquiera que trabaje para subvertir este espíritu no hace más que añadir otro obstáculo a la libertad, la justicia, la igualdad y la paz que todos deseamos desesperadamente.

Independientemente de la opinión que cada uno tenga sobre el conflicto actual, el boicot a los creadores y a las instituciones creativas no hace sino crear más división y fomentar más odio. Hacemos un llamamiento a nuestros amigos y colegas de todo el mundo para que se unan a nosotros y expresen su apoyo a los editores y autores israelíes y judíos, y a todos los festivales del libro, editoriales y agencias literarias que se niegan a capitular ante la censura basada en la identidad o en pruebas de fuego.

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Más de mil personalidades firman contra el boicot a Israel: la carta completa

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