Se trata de Hussein Ahmad Karaki, quien actualmente vive en el Líbano. Según un informe del Ministerio de Seguridad, estuvo en la Argentina y participó atentado a la Embajada de Israel a la sede de la AMIA. Obtuvo documentación venezolana por parte del chavismo

La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, reveló este viernes al mediodía el nombre de quién, según altos organismos de Inteligencia, es el jefe operativo de Hezbollah en Latinoamérica y el contacto principal del ahora aniquilado líder de la milicia shiita, Hassan Nasrallah.

Se trata de Hussein Ahmad Karaki, quien de acuerdo a la jefa de la cartera de Seguridad vive hoy en el Líbano. La ministra lo acusó de ser el hombre que compró el coche bomba que se utilizó para perpetrar el atentado terrorista a la Embajada de Israel en Buenos Aires, el 17 de marzo de 1992

Bullrich también lo responsabilizó por varios intentos de cometer atentados en Brasil y en Bolivia; además de estar asociado al crimen organizado. Hasta ahora, Karaki nunca había sido expuesto en su verdadero rol de jefe en Latinoamérica de Hezbollah y tampoco en su rol de reclutar terroristas. Sus nombres de guerra u operacionales son, según se informó, “Abu Ali”, “Rami” o “Saad Az Aldin”.

Hasta el momento, se sabe que la última entrada y salida de Karaki de Argentina data de 1992 justo antes del atentado terrorista a la Embajada israelí. No hay registro en lo que se habló este viernes con la prensa de que estuviera también en el país para la ejecución del ataque a la AMIA, también en 1994.

Su última fotografía data de un documento de identidad venezolano. Se dijo este viernes, y se ve en las imágenes, que el régimen de Nicolás Maduro le proveyó documentos en 2004 bajo el nombre de David Assi. En las fotos de la documentación provista por el régimen chavista, se lee que nació en el Líbano el “12 de junio de 1968” y que su documentación lleva el númer 26.458.379. Por entonces se lo anotó como “soltero”.

“La novedad es que Karaki, vive en El Líbano, donde tiene su base de operaciones y su red opera en varios países de la región y de Europa y ha sobrevivido a los últimos hechos de público conocimiento”, indica el informe en relación a que no habría sido aniquilado como el resto de la cúpula de Hezbollah por parte de las llamadas Fuerzas de Defensa de Israel.

“Hussein Ahmad Karaki supervisó la logística de los dos atentados contra Argentina: el de la Embajada de Israel en marzo de 1992 y el de AMIA el 18 de Julio de 1994. Durante ese lapso transitó por Argentina, Brasil y Paraguay”, subrayó Bullrich leyendo sus informes.

Y reiteró que fue “fue el jefe de operaciones en América Latina entre 1991 y los fines de los 90”. Fue jefe de la Región América Latina del ESO (External Security Organization) conocida también como la Jihad Islámica, brazo de operaciones especiales para cometer atentados, se explicó.

Se subraya también que en enero de 1992, reclutó a un terrorista de nombre Hussein Suleimanm en San Pablo, para el operativo de contrabando de 5 kg de explosivos que después se usaron en los atentados.

En Argentina, se hizo pasar por el colombiano, bajo el nombre de Alberto León Nain.

En febrero de 1992, de acuerdo a la información de la ministra presentada hoy ante periodistas argentinos “él fue el que compró el auto bomba, a nombre de Elías Ribeiro da Luz (doc. brasilero número 34.031.567)”. Y agregó que cerca de la hora del atentado, salió desde el Aeroparque Jorge Newbery, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con rumbo a la ciudad de Foz do Iguazú, en Brasil.

Con posterioridad a los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA, Karaki “desapareció del radar y no fue detectado por los sensores de inteligencia occidental”. Pero de acuerdo a la ministra, nunca dejó de estar activo; y años después volvió a activar sus redes para intentar liderar la planificación de nuevos hechos terroristas, en Colombia, Venezuela, Chile, Brasil y en la zona de la Triple Frontera (todos ellos frustrados).

La decisión de dar el nombre de Karaki ahora, cuya última foto prometen dar en unos días tiene por objetivo, de acuerdo a lo que dijo la ministra en una reunión con periodistas es dar un “mensaje disuasivo al accionar de Hezbollah”, en pleno ataque en Líbano por parte de las fuerzas israelíes, que aniquilaron a gran parte de su cúpula. Y quieren a través de esta presentación, de este viernes ante los organismos como la SIDE, la Justicia y la Cancilería, aportar “pruebas” para posteriormente “solicitar el pedido de captura internacional” de Hussein Ahmad Karaki.

De ahí que la Ministra estaba acompañada por su Director de Inteligencia criminal, Ricardo Ferrer Picado pero también el titular de la Secretaría de Inteligencia del Estado, Sergio Neiffert; por el director del Servicio de Inteligencia Argentino (SIA), Alejandro Colombo, y por el director de la Agencia de Seguridad Nacional, Comisario General (R) Alejandro Pablo Cecati, entre otros.

Más detalles del informe

Ante la pregunta con Clarín, la ministra dijo que la alianza carnal del gobierno de Javier Milei con Israel no era el motor de estas investigaciones -que según detalló son internacionales- sino que son parte de un esquema de prevención contra el terrorismo. Y ante la pregunta más específica de si se habían detectado en la Argentina fondos provenientes del corazón financiero de Hezbollah la poderosa asociación Al Qard Al-Hassan, detalló que gran parte de los movimientos de Triple Frontera y de cuadros afines con estas células, en este territorio se movían “con efectivo”.

Los siguientes son algunos otros puntos expresados por la ministra en una presentación que, según informó, fue tripartita entre las carteras de Seguridad e Inteligencia de Argentina, Brasil y Paraguay.

Karaki salió del radar entre 1994 a 2000, aunque era el jefe de Hezbollah en la planificación de atentados.

Durante los 2000 generó reclutamiento e infraestructura para llevar adelante en la Región.

Se mantuvo “en estrecha y directa obediencia, siempre cercano a Hassan Nasrallah, sin intermediarios, y comenzó con la nueva matriz de convergencia entre terrorismo y crimen organizado. Todo ello en confluencia con el régimen de la dictadura chavista, haciendo trabajar a proxis con miembros del crimen organizado”. Por cierto, se informó que, más adelante, también se lo encuentró ligado en la región al crimen organizado, que encarnan hoy organizaciones narcocriminales como Primer Comando Capital (PCC) y Comando Vermelho. Ambas nacidas en Brasil.

Existen pruebas de que Karaki sigue vivo y activo con su red de reclutas.

Tras el ataque de Hamas a Israel y la nueva guerra en Oriente Medio, “todas las organizaciones policiales y de inteligencia, incluso en Argentina, abrieron los ojos ante el desafío de localizar y neutralizar nuevas amenazas por parte del régimen dictatorial de la teocracia de Irán y Hezbollah”. Afirma el informe que ello “logró evitar meses atrás el atentado en Perú en manos del iraní Majid Azizi”.

Entonces, como prueba de sus actividades lo involucran con la neutralización de un presunto intento de asesinato planificado por el régimen iraní en Bogotá. El objetivo eran dos empresarios israelíes que residían en Colombia. Y éste involucraba al iraní, Rahmat Asadi, quien habría reclutado a dos colombianos para llevar a cabo la operación. Según se afirma esto fue parte de un plan liderado por las Fuerzas Quds, para supuestamente vengar el asesinato del jefe del programa nuclear iraní, Mohsen Fakhrizadeh.

“En Bolivia, país amigo de Hezbollah y de Irán, se evitó que vuelen un edificio con un auto bomba con un atentado de la misma envergadura que el de la AMIA. Se trata de un tema sensible, que se amplificará más adelante y en el que Hezbollah iba a volar un edificio completo”, señala el informe.

En la conversación con periodistas de la ministra, surgió que “ni Brasil, ni Perú ni Bolivia ni Colombia, donde intentaron matar a dos ex diplomáticos israelíes, y perpetrar estos hechos citados, condenaron a Hezbollah ni el accionar de Irán en su apoyo”.

Según el informe entregado a la prensa, Argentina colaboró con la inteligencia de Brasil, en la denominada “Operación Trapiche I” y “Trapiche II” con las que lograron frustrar un mecanismo de financiamiento del terrorismo que era manejado por un supuesto ladero de Karaki, el narcotraficante sirio-brasileño Mohamed Khir Addulmajid. A través de esta investigación se habría logrado identificar vínculos de esta red en este país, los cuáles están bajo investigación judicial con el auxilio del Ministerio de Seguridad de la Nación. Los reclutadores habrían sido identificados como Haissam Hussein Diab y Mohammad Khir Abdulmajid.

El modus operandi y el patrón de todas sus actividades es ejecutado a través de miembros la comunidad shiita, a “quienes puede extorsionar si no colaboran, con tomar represalias a sus familiares en Líbano, rehenes de las reglas de Hezbollah”. Lo que hacen es “vincularse y lograr asistencia logística, reclutando miembros de baja monta del mundo delincuencial, para accionar y buscar perpetrar atentados contra objetivos de la comunidad judía o que representen valores de la democracia y de la libertad”.

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El gobierno argentino reveló la identidad del jefe operativo de Hezbollah en América Latina

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