Por Marcos Israel, Presidente del CCIU

Guerras comparables

 El analista geopolítico alemán Ulrich Speck afirma que “Si Ucrania continúa existiendo como un Estado soberano, Putin habrá perdido. No está interesado en la ganancia territorial como tal, es más bien una carga para él. Solo está interesado en controlar todo el país. Todo lo demás para él es derrota.” El paralelismo (con el conflicto árabe-israelí) es extraordinario: Rusia es el país más grande del mundo, con un territorio verdaderamente gigantesco; la nación árabe comprende 21 Estados cuyo territorio conjunto es similar al continente sudamericano. Fuente imagen: Google

“Normalmente, las guerras que tienen lugar entre estados son sobre los conflictos que tienen entre ellos. Sin embargo, esta [la de Rusia contra Ucrania] es una guerra sobre la existencia de un Estado, que es negada por el agresor. Es por eso que los conceptos habituales de pacificación, o encontrar un compromiso, no aplican. Si Ucrania continúa existiendo como un Estado soberano, Putin habrá perdido. No está interesado en la ganancia territorial como tal, es más bien una carga para él. Solo está interesado en controlar todo el país. Todo lo demás para él es derrota.” — Ulrich Speck, analista geopolítico alemán. (Fuente Gatestone Institute 14/3/2022)

Este muy interesante análisis de Speck me trajo inmediatamente a la memoria otro conflicto que ha tenido el mismo carácter: el árabe – israelí. Cuando en mayo de 1948, al día siguiente de haberse proclamado el Estado de Israel, varios países árabes –en nombre de la nación árabe-, patrocinados por Gran Bretaña, invaden Israel, fue con el objetivo expreso de destruirlo, borrarlo del mapa. El hecho de que Israel ganara esa guerra, no condujo a conversaciones de paz porque –como dice Speck- los conceptos habituales de pacificación o encontrar un compromiso, no aplicaban.

El paralelismo es extraordinario: Rusia es el país más grande del mundo, con un territorio verdaderamente gigantesco; la nación árabe comprende 21 Estados cuyo territorio conjunto es similar al continente sudamericano.

En el caso de Rusia, “estrechamente entrelazada con las teorías sobre la construcción del imperio y la geopolítica está la obsesión de Putin por extinguir la soberanía ucraniana. Putin sostiene que Ucrania ha sido parte de Rusia durante siglos y que su independencia en agosto de 1991 fue un error histórico. Ucrania, afirma, no tiene derecho a existir” (misma fuente). Similar cosmovisión árabe-islámica con respecto a Israel. Iguales argumentos.

Los árabes lo intentaron de nuevo en 1967 –esta vez con el patrocinio de la Unión Soviética-, y bajo la consigna de “echar a los judíos al mar”. De nuevo, el fracaso en el intento no condujo a tratativas de paz, a las cuales se negaron rotundamente. Hubo un tercer intento en 1973 y un nuevo fracaso. Pasaron otros cuatro años para que el principal protagonista de esa guerra –Egipto-, decidiera salirse de esa cosmovisión e iniciara tratativas de paz con Israel. Dos años después se logró una paz que dura hasta el día de hoy. En aquel momento, Egipto que era el país líder de la Liga Árabe, fue expulsado de ésta y aislado del resto del mundo árabe por haber hecho la paz con Israel. Hubo de pasar un lapso de quince años para que un segundo país árabe –Jordania- hiciera la paz con Israel. Y otros 26 años para que los siguientes cuatro países árabes –Emiratos, Bahrein, Sudán y Marruecos-, hicieran lo propio. Al día de hoy, los principales abanderados de la cosmovisión excluyente que no admite una soberanía judía son los palestinos e Irán.

En febrero de 2022, solo tres días antes de lanzar su invasión, Putin afirmó que Ucrania era un estado falso creado por Vladimir Lenin, el fundador de la Unión Soviética: “La Ucrania moderna fue creada en su totalidad por Rusia o, para ser más precisos, por la Rusia comunista bolchevique. Este proceso comenzó prácticamente justo después de la revolución de 1917, y Lenin y sus asociados lo hicieron de una manera que fue extremadamente dura con Rusia: separando lo que históricamente es tierra rusa… La Ucrania soviética es el resultado de la política de los bolcheviques y puede llamarse legítimamente ‘La Ucrania de Vladimir Lenin’. Él fue su creador y arquitecto” (misma fuente).

Esta afirmación lo que hace es negar masivamente la historia del pueblo ucraniano, y es enteramente similar a lo que han venido haciendo los líderes palestinos respecto de Israel, negando su historia antigua totalmente atada al territorio del Estado judío, e inventándose un relato para apañar una historia que no poseen. Además,  demonizando al sionismo que no es otra cosa que la expresión del derecho de autodeterminación del pueblo judío.

Pero el paralelismo no se detiene en lo anterior, observen las afirmaciones de Putin de que el gobierno ucraniano estaba llevando a cabo un “genocidio” de rusos en Ucrania: “Durante ocho años, la represión, el exterminio de personas ha estado en marcha en Donbass. Ocho años de sufrimiento y el mundo entero está en silencio” (misma fuente). Esta afirmación, que es completamente falsa, es extraordinariamente similar a la de los palestinos y sus simpatizantes, que acusan a Israel de genocidio, apartheid y otros disparates. Pero adivinen qué: este discurso palestino fue acuñado originalmente en la Unión Soviética –inmediatamente a continuación de la derrota de 1967-; sí, por la misma KGB de la que, más tarde, Putin fue jefe. Así que los rusos tienen mucha experiencia en inventar historias para justificar agresiones y los palestinos son sus discípulos más destacados.

Ulrich Speck subraya la obsesión de Putin de destruir la independencia de Ucrania afirmando una y otra vez que Ucrania no es una nación separada y que no debería existir como estado soberano. Es esta negación fundamental la que ha llevado a Putin a hacer esta guerra totalmente insensata. Es la misma obsesión que se puede encontrar brutalmente descripta en la Carta Fundacional de Hamas y en el Pacto Nacional Palestino la carta fundacional de la OLP – principal fuerza de la Autoridad Palestina-, respecto de Israel.

Pero también hay grandes diferencias entre ambos conflictos. En la guerra de 1948, ni EEUU ni Europa hicieron nada para ayudar al país agredido. Por el contrario, decretaron un embargo total de armas contra Israel, que peleó esa guerra con armas provenientes del bloque soviético. En la de 1967, Israel tenía armamento proveniente exclusivamente de Francia, quien también trabó un embargo apenas iniciada la guerra. Recién en 1973, cuando promediaba la guerra e Israel llevaba la peor parte, EEUU decidió proveer armas, pero se encontró con que Europa se negaba a permitir que hiciera escala –imprescindible- en su suelo. Finalmente, Portugal accedió a permitirlo.

Por otra parte, los países árabes que iniciaron una y otra vez guerras contra Israel, como la que estamos viendo ahora de Rusia contra Ucrania, con idénticos propósitos, nunca fueron sancionados en forma alguna.

Marcos Israel

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